Ninguna Palabra Corrompida Salga de Vuestra Boca

La Biblia nos dice inequívocamente que no dejemos que ninguna palabra malsana salga de nuestra boca (Efesios 4:29). Este es un mandato claro y conciso que debemos obedecer. Pero, ¿qué significa no permitir que ninguna palabra malsana salga de nuestra boca?

Que Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca

La Biblia dice mucho acerca de la importancia de nuestras palabras. En Mateo 12:36-37, Jesús declaró: «Y en el día del juicio, los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hayan hablado. Porque de acuerdo a tus palabras, serás absuelto, y de acuerdo a tus palabras, serás condenado» (NVI).

El libro de Proverbios dice: «La lengua del justo es escogida sabiduría, pero la boca del malvado pronuncia perversidad» (Proverbios 10:31, NVI). «La boca del justo produce sabiduría, pero la lengua perversa será cortada» (Proverbios 10:20, NVI). «La boca del justo es fuente de vida, pero la lengua perversa será cortada» (Proverbios 10:11, NVI).

La Biblia también nos dice que debemos controlar nuestras palabras: «El que guarda su boca y su lengua guarda su alma de angustias» (Proverbios 21:23, NVI). «La lengua del sabio aclama el bien, pero la boca del necio sólo pronuncia perversidad» (Proverbios 15:2, NVI). «La lengua del justo es escogida sabiduría, pero la boca del malvado pronuncia perversidad» (Proverbios 10:31, NVI).

La importancia de nuestras palabras también se ve en lo que dice Santiago 3:5-12: «Así también la lengua es un pequeño miembro, pero hace grandes daños. Mirad cuán pequeño fuego basta para encender un gran bosque. La lengua también es un fuego. Es un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y echa a volar todo el cuerpo, poniendo en movimiento el curso de toda la vida. Muchas especies de animales, aves, reptiles y peces han sido domesticados por el hombre, pero ninguno puede domar la lengua. Es un mal incontrolable, llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los seres humanos, hechos a imagen de Dios. De la misma boca proceden bendición y maldición. Esto no debería ser así, hermanos míos. ¿Acaso un manantial puede brotar por igual agua dulce y amarga? ¿Acaso una higuera puede producir aceitunas amargas, o una vid higos agrios? Del mismo modo, una fuente no puede manar agua salada y dulce. ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que demuestre con su buena conducta la obra de una sabiduría que procede de una fuente pura. Pero si ustedes tienen amargura en su corazón y envidias en su espíritu, no se jacten y no mientan contra la verdad. Esta sabiduría no procede de arriba, sino es terrenal, natural y demoníaca. Porque donde hay envidias y pleitos, allí hay confusión y toda clase de malas obras. Pero la sabiduría que procede de lo alto es, ante todo, pura, y además pacífica, amable, complaciente, llena de misericordia y de buenos frutos, imparcial y sincera. Y el fruto de la justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz» (NVI).

En resumen, la Biblia nos enseña que debemos cuidar nuestras palabras, ya que son importantes. Debemos controlar nuestras palabras, y hablar sólo lo que edifica, es sabio, y es agradable a Dios. Nuestras palabras deben proceder de una fuente pura, y el fruto de nuestras palabras debe ser la paz.

Qué dice en Proverbios 18 21

«El oído que escucha y el ojo que ve, el Señor los ha hecho a ambos». (Proverbios 18:21)

Este versículo nos enseña que Dios nos ha dado el don de la audición y la vista, y que debemos utilizarlos para glorificarlo. Debemos escuchar atentamente sus enseñanzas y observar cuidadosamente su creación. Dios nos ha dado estos dones para que podamos disfrutar de su presencia y de su Palabra.

Qué dice en Filipenses 4 8

«Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo admirable, si hay alguna virtud y si hay algun elogio, sea esto lo que ocupen sus pensamientos.» Filipenses 4:8

«Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo admirable, si hay alguna virtud y si hay algun elogio, sea esto lo que ocupen sus pensamientos.» Filipenses 4:8

 

La Biblia nos dice que debemos cuidar nuestras palabras, porque ellas pueden ser dañinas. No debemos hablar en vano o decir cosas que lastimen a los demás. Debemos hablar con respeto y amor, siempre pensando en lo que podemos decir para edificar y no para destruir.

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