A través de la Biblia, Dios nos llama a no hablar mal de otros. Hablar mal de otros es hablar mal de Dios, ya que Dios nos ha dado a todos la misma dignidad y valor. El hablar mal de otros es un acto de egoísmo y de falta de amor.
Qué hacer cuando las personas hablan mal de mí
«Entonces José dijo a toda la familia de Faraón: «He aquí, he oído que han venido a ustedes de la tierra de Canaán. Y he aquí, el relato es verdadero; pero he aquí, el rey de Egipto ha hablado mal de mí. No nos escuchará a nosotros, si nos presentamos ante él, pues hemos pecado contra el Señor, su Dios. Así que, si yo vengo ante el rey de Egipto, y él me dice: “¿Por qué hizo usted esto?”, entonces yo diré: “Es porque pecamos contra el Señor, su Dios, quien nos hizo salir de la tierra de Egipto para servirle. Hemos errado, y hemos pecado”. Y si nos dice: “Hágalo usted”, le haremos esto: Partiremos el ganado menor en dos mitades, y pondremos una mitad delante de él, y la otra mitad detrás de él; y entonces diré al rey: “La mitad pertenece a los servidores del Señor, y la otra mitad pertenece a ustedes”. Pero no podemos hacer nada ante el rey de Egipto, para decirle lo que el Señor nuestro Dios nos ha mandado que hagamos”.
Entonces José dijo a la familia de Faraón: «He aquí, el Señor ha oído que ustedes han venido a Egipto. Y ahora, por favor, hagan esto: Tomen un carro de Egipto para mi padre y mi madre, y vayan y denme el mandato del rey para sacarme de aquí. No se olviden de llevar mis huesos consigo, cuando hayan dejado este país”. Y José juró a los hijos de Israel, diciendo: “El Señor haga esto conmigo, y aun más, si no hago esto con ustedes cuando hayan dejado este país.”
Así que José dio orden a los carros para que los llevaran a Faraón, y tomó a su padre y se lo llevó consigo. Cuando José le dijo al rey: “Mi padre ha venido a mí”, el rey dijo: “Ve a tu padre y a tu familia, y ven a mí, y yo te daré lo mejor de la tierra de Egipto”. Y José llevó consigo a su padre, y se lo presentó ante el rey. Y José le dijo al rey: “Mi padre y mis hermanos han venido a mí, de la tierra de Canaán. Y he aquí, sus rebaños y sus vacas y todo lo que tienen, se han quedado en la tierra de Gosén. Cuando oyó esto, el rey de Egipto dijo a José: “Manda que tus hermanos vengan a mí, y yo les daré lo mejor de la tierra de Egipto, y tú podrás servirme”. José mandó a sus hermanos, y ellos se presentaron ante el rey. Y él les dijo: “Así ha hablado el rey: “Hagan esto: Tomad de la tierra de Egipto carros para ustedes y para sus niños y para sus mujeres, y vayan y traigan a su padre y vengan a mí. No se olviden de llevar sus ganados y todo lo que tienen, y vengan lo más pronto que puedan”. Y los hijos de Israel hicieron lo que José les dijo, y tomaron carros de Egipto para llevar a su padre y a sus mujeres. También tomaron sus niños y lo que tenían, según el mandato del rey. Y así salieron de Egipto.
Cuando salieron de Egipto, José dijo a sus hermanos: “El Señor ha oído que ustedes me han hablado mal, y ha dicho: “Mira, tus hermanos que te hablaron mal están aquí. El rey de Egipto tiene conocimiento de ellos, y ha mandado que me traigan a ti. Los hermanos de José le dijeron: “¿Es por esto que nos ha enviado el Señor para llevarte ante el rey?”. Y José les dijo: “No, es porque el rey de Egipto ha hablado mal de mí. El rey de Egipto tiene conocimiento de ustedes, y ha mandado que me traigan a ti. Así que ahora, por favor, hagan esto: Tomad de la tierra de Egipto un carro para mi padre y mi madre, y vengan y denme el mandato del rey para sacarme de aquí. No se olviden de llevar mis huesos consigo, cuando hayan dejado este país”.
Y José juró a los hijos de Israel, diciendo: “El Señor haga esto conmigo, y aun más, si no hago esto con ustedes cuando hayan dejado este país.” Así que José dio orden a los carros para que los llevaran a Faraón, y tomó a su padre y se lo llevó consigo. Cuando José le dijo al rey: “Mi padre ha venido a mí”, el rey dijo: “Ve a tu padre y a tu familia, y ven a mí, y yo te daré lo mejor de la tierra de Egipto”. Y José llevó consigo a su padre, y se lo presentó ante el rey. Y José le dijo al rey: “Mi padre y mis hermanos han venido a mí, de la tierra de Canaán. Y he aquí, sus rebaños y sus vacas y todo lo que tienen, se han quedado en la tierra de Gosén. Y cuando oyó esto, el rey de Egipto dijo a José: “Manda que tus hermanos vengan a mí, y yo les daré lo mejor de la tierra de Egipto, y tú podrás servirme”. José mandó a sus hermanos, y ellos se presentaron ante el rey. Y él les dijo: “Así ha hablado el rey: “Hagan esto: Tomad de la tierra de Egipto carros para ustedes y para sus niños y para sus mujeres, y vayan y traigan a su padre y vengan a mí. No se olviden de llevar sus ganados y todo lo que tienen, y vengan lo más pronto que puedan”.
Y los hijos de Israel hicieron lo que José les dijo, y tomaron carros de Egipto para llevar a su padre y a sus mujeres. También tomaron sus niños y lo que tenían, según el mandato del rey. Y así salieron de Egipto. Y cuando salieron de Egipto, José dijo a sus hermanos: “El Señor ha oído que ustedes me han hablado mal, y ha dicho: “Mira, tus hermanos que te hablaron mal están aquí. El rey de Egipto tiene conocimiento de ellos, y ha mandado que me traigan a ti. Así que ahora, por favor, hagan esto: Tomad de la tierra de Egipto un carro para mi padre y mi madre, y vengan y denme el mandato del rey para sacarme de aquí. No se olviden de llevar mis huesos consigo, cuando hayan dejado este país”. Y José juró a los hijos de Israel, diciendo: “El Señor haga esto conmigo, y aun más, si no hago esto con ustedes cuando hayan dejado este país.”
Qué decirles a las personas que hablan mal de ti
La Biblia nos enseña que debemos responder a los que nos hablan mal de una manera pacífica y sabia (Proverbios 15:1). Esto significa que debemos ser amables y respetuosos, incluso si la otra persona no lo es. Debemos tener cuidado de no responder al mal con más mal.
En lugar de eso, la Biblia nos dice que debemos responder a la maldad con bondad (Proverbios 24:17). Debemos hacer el bien a aquellos que nos hacen mal, y orar por ellos. Debemos dejar que Dios se ocupe de la justicia; Él sabe cómo lidiar con los que nos hacen mal (Romanos 12:19).
Qué significa cuando una persona habla mal de ti
«No seas veneno para ti mismo, ni hable mal de ti. No seas tú mismo el que hable peyorativamente de ti, sino honra a tu propia vida.»
Proverbios 18:8 (NTV)
No debemos ser nuestro propio peor enemigo ni hablar negativamente de nosotros mismos. En cambio, debemos honrar y valorar nuestras vidas.
¿Qué pasa cuando una persona habla mal de otra?
Si hablas mal de alguien, maldices a tu propio hermano, y quedarás expuesto como pecador. Deberás confesar tu pecado. Si no lo haces, serás castigado. La lengua es una cosa mala. No puede ser controlada. Sola, contamina todo el cuerpo. Pecado comienza en la mente, pero la lengua lo expresa. La lengua puede ser usada para bendecir a Dios y a otros, o para maldecir. Las palabras que decimos revelan lo que hay en nuestro corazón. Hablar mal de otros es una evidencia de que tenemos malicia en nuestro corazón. La maldad en nuestro corazón se refleja en nuestras palabras.
La Biblia no aborda específicamente el tema de hablar mal de los demás, pero proporciona algunos principios generales que se pueden aplicar a esta situación. Primero, los cristianos están llamados a amar a sus enemigos y orar por los que los persiguen (Mateo 5:44). Esto significa que no debemos buscar venganza cuando alguien habla mal de nosotros, sino que debemos perdonarlo y orar por su bienestar. Segundo, se nos dice que hablemos la verdad en amor (Efesios 4:15). Esto significa que no debemos permitir que nuestra ira nos lleve a decir cosas que no son ciertas o que son hirientes. Siempre debemos hablar con amabilidad y respeto, incluso a aquellos que nos han agraviado.