El Reino de Dios esta Dentro de Ti y en Todo Alrededor Tuyo no esta en Edificios de Madera O Piedra

El reino de Dios no está en edificios de madera o piedra. Está en ti y en todo alrededor tuyo. Los seres humanos son el reino de Dios. Dios habita en nosotros y nosotros habitamos en Dios. Dios es amor, y el amor es Dios. Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nosotros somos sus hijos e hijas.

Quién es el Reino de Dios y cuál es su exigencia para entrar

El Reino de Dios es una realidad espiritual que existe en medio de nosotros, pero que no podemos ver con nuestros ojos físicos. Es un lugar de justicia, amor y paz. Dios es el Rey de este Reino y su exigencia para entrar es humildad, arrepentimiento y fe.

La Biblia nos enseña que el Reino de Dios es una realidad espiritual que existe en medio de nosotros, pero que no podemos ver con nuestros ojos físicos. En Mateo 6:10, Jesús nos dice: «Tu reino venga. Tu voluntad se haga, como en el cielo, así también en la tierra». Esto significa que el Reino de Dios no es un lugar físico que está en algún lugar lejano, sino que está en nuestros corazones.

El Reino de Dios es un lugar de justicia, amor y paz. En este Reino, todos los seres humanos son tratados con justicia, y el amor es el principio fundamental. En Mateo 5:3-10, Jesús nos dice que los que entran en el Reino de Dios son los que tienen una humildad como la de un niño, los que están arrepentidos de sus pecados y los que tienen fe en él.

Dios es el Rey de este Reino y su exigencia para entrar es humildad, arrepentimiento y fe. Esto significa que debemos reconocer que somos pecadores y necesitamos del perdón de Dios. También significa que debemos tener fe en Jesús como nuestro Salvador y seguir sus enseñanzas.

La entrada al Reino de Dios no es fácil, pero vale la pena porque allí encontraremos la verdadera felicidad.

Dónde se encuentra el Reino de Dios

En Mateo 6:10, Jesús dijo: “Vuestro Padre celestial sabe que necesitáis todas estas cosas”. Pero, ¿qué cosas necesitamos? Algunos seres humanos necesitan comida, otros necesitan abrigo, pero todos necesitamos a Dios. Y él nos da lo que necesitamos cuando entramos en su reino.

Pero, ¿dónde está el reino de Dios? En primer lugar, el reino de Dios no está en un lugar físico que podamos ver con nuestros ojos. Jesús dijo que el reino de Dios está “en medio de vosotros” (Lucas 17:21).

En segundo lugar, el reino de Dios está en nuestros corazones. Mateo 5:3 dice: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Y en Mateo 12:28, Jesús dijo: “Pero si yo, por el Espíritu de Dios, echan fuera demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros”. Así que, el reino de Dios está en nuestros espíritus, y está en nuestras acciones.

En tercer lugar, el reino de Dios está en el futuro. Mateo 25:34 dice: “Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: ‘Venid, los bendecidos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo’”. Así que, el reino de Dios está en el cielo, y está por venir.

En último lugar, el reino de Dios está en nosotros ahora. Juan 3:3 dice: “De cierto, de cierto os digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. En otras palabras, el reino de Dios está en nuestros espíritus, y está en nuestro interior.

Así que, el reino de Dios está en nuestros corazones, en nuestras mentes, y en nuestras almas. Está en nuestro futuro, y está en nuestro presente. Está en todas partes, y está en ningún lugar. Está en todo lo que hacemos, y en todo lo que somos. Está en nosotros, y está en Dios.

Cuándo Jesús habla que dijo el reino

Jesús habló de «el reino» en muchas de sus enseñanzas. En Mateo 13:1-52, él compara el reino de los cielos a una semilla de mostaza, a un tesoro escondido, a una levadura, a un grano de trigo y a una piedra preciosa. En Mateo 18:1-35, Jesús habla del reino de los cielos usando la parábola del hombre perdido, la parábola de la oveja perdida y la parábola de los talentos. En Mateo 25:1-46, él compara el reino de los cielos a las diez vírgenes, al banquete de bodas, al juicio final y al reino de Dios.

En Mateo 5:3, Jesús dice: «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». En Mateo 6:10, él ora: «Venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». En Mateo 7:21, Jesús enseña: «No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Y en Mateo 10:7, él manda a sus discípulos: «Id, pues, y predicad, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado'».

En Lucas 17:20-21, Jesús enseña: «Y cuando los hombres dijeran: ‘¿Cuándo vendrá el reino de Dios?’ les respondió: ‘El reino de Dios no viene de manera visible. No se dirá: «¡Mirad! ¡Aquí está!» o «¡Allí está!» Porque el reino de Dios está dentro de vosotros'».

En Juan 3:3, Jesús dice a Nicodemo: «De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios». Y en Juan 18:36, él declara: «Mi reino no es de este mundo».

En resumen, el reino de los cielos es un término que Jesús usaba para describir el reino de Dios. El reino de Dios es un lugar donde Dios reina sobre todas las cosas. Jesús enseñó que el reino de los cielos está dentro de las personas, y que para entrar en el reino de los cielos se necesita nacer de nuevo.

¿Dónde está el Reino de Dios Lucas 17?

Después de que Jesús dijo que el Reino de Dios estaba cerca, los fariseos le pidieron que les dijera cuándo iba a llegar. Jesús les respondió que el Reino de Dios no vendría con señales externas para que todos lo pudieran ver. También les dijo que el Reino de Dios estaba dentro de ellos. Los fariseos no entendieron lo que Jesús quería decir, y Jesús les explicó con una parábola:

«¿Acaso puede un hombre entrar en una casa fuerte y robarla sin primero atar a los hombres que están dentro? Luego, él podrá saquear la casa a placer. Así sucederá con el Reino de Dios: entrará en él de repente, cuando nadie lo espere.»

Los seguidores de Jesús le preguntaron cuándo iba a suceder esto, y Jesús les respondió: «El Reino de Dios no vendrá con señales externas para que todos lo puedan ver. No se podrá decir: ‘¡Miren, aquí está!’, o ‘¡Miren, allí está!’ Porque el Reino de Dios está dentro de ustedes.»

Luego les dijo a sus seguidores: «Tiempo vendrá en que desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre, pero no lo verán. Entonces, les dirán: ‘¡Miren, aquí está!’, o ‘¡Miren, allí está!’, pero no vayan. Porque el Hijo del hombre estará en el lugar donde ustedes menos lo esperan.»

El Reino de Dios se encuentra en nuestros corazones y en todo lo que nos rodea, no esta en los edificios de madera o piedra.

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