El Salmo 22 es una de las oraciones más conocidas de la Biblia, y es una de las más citadas en la literatura cristiana. Se trata de un salmo de lamento, en el que el autor parece estar en un profundo estado de angustia y desesperación. El salmo comienza con un grito desesperado: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?». A partir de este punto, el autor enumera una serie de problemas y dificultades, que parecen confirmar su sentimiento de que Dios lo ha abandonado. Sin embargo, a pesar de todo, el autor no pierde la esperanza, y en el versículo 18 declara: «Te alabaré en la asamblea grande; en medio de los que te reconocen, cantaré alabanzas a tu nombre». El Salmo 22 es una hermosa oración que nos enseña que aunque sintamos que Dios nos ha abandonado, debemos mantener la fe y la esperanza.
Por qué Jesús dijo Dios mío por qué me has abandonado
Jesús, durante su crucifixión, experimentó un profundo dolor y sufrimiento. En un momento de angustia, gritó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Algunos han interpretado estas palabras como una evidencia de que Jesús tuvo dudas sobre su relación con Dios. Sin embargo, otros han señalado que estas palabras no necesariamente indican duda, sino más bien un profundo dolor y sufrimiento. De hecho, en varias otras partes de la Biblia, vemos a personas que gritan a Dios en momentos de angustia y dolor, sin que esto signifique que tengan dudas sobre su relación con Dios. En el contexto de la crucifixión, es probable que Jesús estuviera experimentando un profundo dolor y sufrimiento, y que estas palabras sean una expresión de ese dolor.
Qué dice el Salmo 22 de la Biblia
El Salmo 22 es una oración de angustia y dolor, en la que el autor expresa su sentimiento de completa abandono por parte de Dios. Sin embargo, también hay un toque de esperanza y fe, en la última estrofa, cuando el autor reconoce que Dios sigue siendo su Salvador y Redentor.
El Salmo comienza con un grito de dolor: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». El autor siente que Dios lo ha abandonado y no lo escucha, a pesar de que grita y suplica por ayuda. Se siente abandonado, solitario y aislado, como si fuera un extranjero en este mundo.
A continuación, el autor describe la angustia y el dolor que siente, y cómo todos los que le rodean se burlan de él. Se siente como si fuera un cordero que va a ser sacrificado, y todos los que le rodean son como lobos que esperan devorarlo.
Sin embargo, en medio de todo este dolor y sufrimiento, el autor sigue teniendo fe en Dios. Aunque no entienda por qué Dios lo ha abandonado, sigue creyendo que Dios es bueno y que algún día lo rescatará. Esta esperanza se ve reflejada en la última estrofa, en la que el autor dice: «Tú, Señor, eres mi Salvador y Redentor».
Qué dice el salmo 21 de la Biblia
El Salmo 21, también conocido como «Cántico de David», es una oración de agradecimiento y alabanza a Dios. David, el autor del salmo, alaba a Dios porque sabe que Dios lo ha protegido y lo ha ayudado a tener éxito. David sabe que Dios es el único verdadero Dios y que todos los demás dioses son falsos. El Salmo 21 también nos enseña que debemos confiar en Dios en todo momento, ya que él es nuestra roca y nuestra fortaleza. Dios siempre está con nosotros y nunca nos abandonará.
Este salmo nos enseña que aunque Dios permita que atravesemos momentos difíciles, Él nunca nos abandonará. Debemos confiar en Su amor y misericordia, y seguir adelante sabiendo que Él está con nosotros.