¿Qué pasa cuando morimos? ¿Adónde vamos? Estas son preguntas que todos nos hemos hecho en algún momento de nuestras vidas. La Biblia tiene mucho que decir acerca de la muerte y el más allá, y estos versículos nos ofrecen una esperanza y un consuelo para saber que nuestros seres queridos que han fallecido están en un lugar mejor.
Qué pasa con la vida más allá de la muerte
La muerte es un tema que todos nosotros nos vemos enfrentados. No importa cuán religioso o no religioso seas, todos nosotros nos preguntamos qué pasa después de la muerte. ¿Hay una vida más allá de la muerte? ¿Seré yo mismo? ¿Seré capaz de recordar mi vida actual? ¿Iré al cielo o al infierno?
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la muerte y lo que sucede después. En primer lugar, hay que entender que la muerte es un enemigo (1 Corintios 15:26). La muerte no es parte del plan original de Dios para nosotros. Fue introducida al mundo como consecuencia del pecado (Génesis 3:19).
Aunque la muerte es un enemigo, Dios nos ha dado la victoria sobre ella mediante Jesucristo (1 Corintios 15:55-57). Jesús derrotó a la muerte cuando resucitó de los muertos (Hechos 2:24). Como creyentes en Cristo, también nosotros vencermos a la muerte (Juan 5:24).
Después de la muerte, los creyentes en Cristo son separados de su cuerpo y van al cielo para estar con el Señor (2 Corintios 5:8). No tenemos que temer la muerte, porque sabemos que nuestro destino final está seguro en Cristo.
Los que no han aceptado a Cristo como su Salvador personal también serán separados de su cuerpo después de la muerte, pero irán al lugar de tormento, conocido como el infierno (Lucas 16:19-31). El infierno es un lugar de eterno sufrimiento, donde la persona estará separada de Dios para siempre.
La muerte es un tema que nos causa mucha ansiedad, pero podemos tener confianza en Cristo. Él nos promete la vida eterna con Él, una vida que está libre de todo dolor y sufrimiento. Eso es lo que pasa con la vida más allá de la muerte.
Que nos llevamos cuando nos morimos
Cuando morimos, dejamos nuestro cuerpo físico detrás. Pero, ¿qué es lo que nos llevamos con nosotros?
La Biblia nos dice que nuestro cuerpo es como un templo, y que nuestro espíritu es lo que habita dentro de él (1 Corintios 6:19). Así que, cuando morimos, nuestro espíritu deja el cuerpo y regresa a Dios, quien lo creó.
Entonces, ¿dónde estamos cuando morimos? Algunos dicen que nos convertimos en nada, que simplemente dejamos de existir. Pero eso no tiene sentido, porque Dios nos dice que Él nos ha dado vida eterna (Juan 3:16). Así que, si nuestra vida es eterna, entonces nosotros también lo seremos.
Otros dicen que nos convertimos en espíritus, que flotamos por ahí sin un cuerpo. Pero eso tampoco tiene sentido, porque la Biblia nos dice que nuestro cuerpo es el templo de nuestro espíritu. Así que, si nuestro cuerpo muere, ¿dónde estaría nuestro espíritu? No tiene un hogar.
La Biblia nos dice que, después de la muerte, nuestro espíritu va al lugar llamado «paraíso» o «hadés». Es un lugar de descanso, un lugar donde esperamos el día en que Cristo vendrá a llevarnos a nuestra verdadera morada, el cielo.
Así que, cuando morimos, no nos convertimos en nada. Nosotros mismos, nuestra esencia, nuestro ser, nuestro espíritu, vivimos para siempre. Y esperamos el día en que Cristo nos lleve a nuestra morada eterna, el cielo.
Cuál es el sentido de la muerte
«Porque la muerte vino a todos, porque todos pecaron» (Romanos 5:12).
La muerte es el resultado del pecado. En Génesis 2:17, Dios le dijo al hombre que si él comía del árbol del conocimiento del bien y del mal, moriría. Y así sucedió. Al cometer el primer pecado, el hombre se alejó de Dios y su relación con Él se rompió. A partir de ese momento, la muerte entró en el mundo.
La muerte es el resultado del pecado, pero también es un don de Dios. Aunque la muerte es una consecuencia de nuestro pecado, Dios la usa para nuestro bien. En 1 Corintios 15:26, Pablo dice que la muerte es «el final de todo pecado» y «la victoria sobre el pecado». La muerte nos libra del pecado y nos permite entrar en la presencia de Dios para estar con Él para siempre.
La muerte también nos permite vivir de una manera más plena. En 2 Corintios 5:8, Pablo dice que preferiría estar lejos de su cuerpo y estar con Cristo. La muerte es una liberación de este mundo y una entrada a una mejor. En Juan 14:2-3, Jesús dice: «En mi Padre hay muchas moradas; si así no fuera, yo no os hubiera dicho que voy a preparar vosotros el lugar. Y si me voy y os preparo el lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis».
La muerte es un doloroso recordatorio de nuestro pecado, pero también es un don de Dios que nos libra del pecado y nos permite vivir con Él para siempre.
¿Qué pasa cuando una persona muere con la boca abierta?
Algunas personas creen que si una persona muere con la boca abierta, su alma no podrá ir al cielo. Sin embargo, esto no está escrito en ninguna parte de la Biblia. La Biblia no especifica qué sucede con la alma de una persona cuando muere, pero sí nos da algunas pistas sobre el destino de las almas después de la muerte.
En el libro de Eclesiastés, se nos dice que «todos los hombres van a un mismo lugar; todos han sido hechos del polvo, y al polvo todos volverán» (Eclesiastés 3:20). Esto parece indicar que todos los hombres, independientemente de la forma en que mueran, serán enterrados y se convertirán en polvo.
El libro de Juan nos dice que «la vida está en el Hijo, y el que tiene al Hijo, tiene la vida» (Juan 5:11-12). Esto parece indicar que la vida después de la muerte está en Cristo. Si una persona acepta a Cristo como su Salvador antes de morir, él o ella irá a estar con Cristo después de la muerte.
En el libro de Lucas, se nos dice que «el espíritu de un hombre va a su lugar de reposo» (Lucas 23:46). Esto parece indicar que el alma de una persona va a un lugar de descanso después de la muerte. No sabemos con certeza si este lugar de descanso es el cielo o el infierno, pero parece que el alma va a un lugar después de la muerte.
En resumen, la Biblia no nos dice con certeza qué sucede con la alma de una persona cuando muere, pero parece indicar que el alma va a un lugar de descanso después de la muerte. Si una persona acepta a Cristo como su Salvador antes de morir, él o ella irá a estar con Cristo después de la muerte.
La biblia nos enseña que cuando morimos, nuestro espíritu se separa de nuestro cuerpo y va a estar con el Señor. (2 Corintios 5:8) No sabemos exactamente qué sucede después, pero sabemos que será maravilloso porque estaremos con Jesús. (Juan 14:2-3)