Aunque todos somos diferentes, existe una unidad que nos une. La unidad es un elemento esencial de la iglesia de Cristo. La Biblia nos llama a estar unidos. En el libro de Efesios, Pablo nos exhorta a «mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz» (Efesios 4:3). También nos dice que debemos «ser completamente unidos en un mismo pensamiento y en un mismo propósito» (1 Corintios 1:10). La unidad es importante porque es la voluntad de Dios. Él quiere que seamos uno.
Qué dice la Biblia sobre la unidad
En la Biblia, la unidad se presenta como un valor muy importante. Dios mismo está en unidad, y nos pide que también nosotros estemos unidos. La unidad no es solo una opción, sino un mandamiento.
En el libro de Juan, Jesús oró por la unidad de sus seguidores. También dijo que el mundo sabría que Dios le había enviado si todos estuvieran unidos (Juan 17:21). En otras palabras, la unidad es una señal de que seguimos a Jesús y estamos en comunión con Dios.
La unidad también es una señal de madurez. En el libro de Efesios, Pablo habla de la unidad de los creyentes y cómo esto es una evidencia de que hemos madurado en nuestra fe (Efesios 4:1-6).
La unidad no es algo que podemos lograr por nuestros propios medios. Solo Dios puede darnos unidad. Pero podemos pedirle a Dios que nos dé unidad, y podemos tomar medidas concretas para favorecerla. Esto incluye orar juntos, ser amables y compasivos los unos con los otros, y buscar el bien de los demás por encima de nuestro propio bien.
Qué es la unidad de la Iglesia
La unidad de la iglesia es un tema muy importante para Dios. Él quiere que todos los creyentes sean uno, como él y el Padre son uno (Juan 17:21-23). La unidad no es sólo una opción para la iglesia, es un mandato.
Sin embargo, la unidad no es algo que podemos lograr por nuestros propios medios. Sólo Dios puede darnos la unidad. Es un don que él nos da cuando nos salvamos. Dios nos da su Espíritu y nos une a él para siempre (Efesios 4:3-6).
La unidad de la iglesia es una realidad, pero también es un proceso. Dios está trabajando en nosotros para hacernos más unidos a él y a los demás. Como creyentes, debemos buscar la unidad, orar por ella y trabajar juntos para lograrla.
Cuáles son las bendiciones de la unidad
«Porque en Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Y ustedes están completos en él, el cabeza de todo poder y autoridad. En él también recibieron por medio de su cuerpo de entereza, la plena redención. Y él es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.»
En Cristo, Dios nos ha unido para siempre. Esta unidad nos da muchas bendiciones, como la plenitud de la Deidad, la redención de nuestros pecados, y la propiciación por los pecados del mundo entero. En Cristo, somos completos, y tenemos todo lo necesario para vivir una vida plena y abundante.
¿Por qué es necesaria la unidad?
La unidad es necesaria para que el cuerpo de Cristo funcione correctamente. Somos un cuerpo con muchas partes, y cada parte necesita a las demás para estar completa. Si una parte del cuerpo está herida o enferma, todo el cuerpo sufre. Por esta razón, es importante que nos esforcemos por estar unidos.
La unidad también es necesaria para que podamos efectivamente testificar del amor de Cristo al mundo. El mundo está lleno de divisiones y conflictos, y nuestro mensaje de amor y unidad es radicalmente diferente. Somos un testimonio vivo de que Dios puede transformar vidas y hacer de nosotros una familia.
Finalmente, la unidad es necesaria para que podamos orar eficazmente. Cuando estamos unidos, nuestras oraciones son más poderosas y efectivas. Dios nos escucha y responde a nuestras oraciones cuando estamos en unidad.
La unidad es esencial para el estudio de la Biblia. Dios nos ha dado un libro maravilloso lleno de consejos, enseñanzas y verdades eternas. Pero si no estudiamos la Biblia de forma unida, es fácil perdernos en nuestras lecturas y no extraer todo el provecho que podríamos. Al estudiar la Biblia de forma unida, nos ayudamos mutuamente a comprender mejor las Escrituras y a aplicarlas a nuestras vidas.
