Frases de la Ascensión del Señor

La Ascensión del Señor es un evento cristiano que celebra la subida de Jesús al cielo 40 días después de su resurrección. Durante la Ascensión, Jesús fue llevado a los cielos en presencia de sus discípulos. La Ascensión es considerada una de las más importantes festividades cristianas, ya que representa la victoria de Jesús sobre la muerte y su entrada en la gloria de los cielos.

Qué nos dice la Ascensión del Señor

¿Qué significa la Ascensión del Señor? La Ascensión del Señor es la entrada de Jesús de Nazaret a los cielos, después de su muerte y resurrección, para sentarse a la derecha del Padre. La Ascensión es una de las principales festividades de la Iglesia Católica. Se celebra el 40º día después de Pascua, y es una fiesta de precetto (obligación de asistencia a la Misa).

La verdad de la Ascensión de Jesús está estrechamente relacionada con la verdad de su resurrección de entre los muertos. Jesús mismo dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí» (Juan 14:6). El apóstol Pablo también enfatizó esta realidad: «Porque si Cristo no resucitó, vana es nuestra predicación, vana es también nuestra fe» (1 Corintios 15:14).

La Ascensión de Jesús es un evento histórico que fue testigo por los apóstoles. El mismo Jesús predijo su propia Ascensión: «Pero yo subiré a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (Juan 20:17). Y, de hecho, 40 días después de su resurrección, «se detuvo Jesús y les dijo: ‘El que me ha enviado a mí es trueque; y cuando haya subido a él, atraeré a todos los hombres a mí mismo'» (Juan 12:32).

Los apóstoles vieron con sus propios ojos la Ascensión de Jesús al cielo. Lucas nos dice que «se detuvieron los apóstoles, mirando fijamente al cielo, mientras él se iba, y he aquí, dos varones vestidos de blanco les dijeron: ‘Varones galileos, ¿por qué están mirando al cielo? Este Jesús, que ha sido tomado de ustedes al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto ir al cielo'» (Hechos 1:10-11).

La Ascensión de Jesús es una verdad central de nuestra fe católica. Como nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, «La Ascensión del Señor es la realización de la redención de la humanidad entera. Jesucristo, resucitado y glorificado, subió a los cielos para sentarse a la derecha del Padre. Por su Ascensión, nuestra humanidad es elevada y nosotros somos incorporados a Cristo para ser hechos partícipes de su gloria» (no. 659).

La Ascensión de Jesús nos da esperanza, y nos recuerda que nuestro destino final es la vida eterna con Dios. Como dice San Pablo, «Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron. Porque por medio de él la muerte ha recibido dominio sobre la muerte, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para él, que murió y resucitó por ellos» (2 Timoteo 2:8-10).

Qué sucede en la Ascensión

Después de pasar cuarenta días en tierra después de su resurrección, Jesús subió al cielo ante la mirada de sus seguidores. La Biblia dice: «Después de decir estas cosas, [Jesús] fue levantado ante sus ojos con una nube que lo llevó de su vista. Y mientras ellos lo miraban fijamente, se fue subiendo, y una nube lo ocultó de sus ojos» (Hechos 1:9-10).

La Ascensión de Jesús es su entrada triunfal en el cielo, donde él asume su lugar como Rey de reyes y Señor de señores. Jesús fue exaltado a la diestra de Dios, donde él está sentado en un lugar de honor y autoridad. En la Ascensión, Jesús fue recibido como el Hijo amado de Dios, quien tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra.

La Ascensión de Jesús significa que él está vivo y está en control de todo. Él está vivo, y sus seguidores pueden estar seguros de que él es quien dice ser. Él es el Señor, el Rey, el Mesías, el Hijo de Dios. Y él está en control de todo. La Ascensión de Jesús es una declaración de su poder y de su autoridad.

La Ascensión de Jesús es también una promesa de su segunda venida. Jesús dijo que él vendría otra vez, y su Ascensión es la garantía de que cumplirá su promesa. En su segunda venida, Jesús reinará como Rey de reyes y Señor de señores. Y él estará con sus seguidores para siempre.

Qué es la Ascensión del Señor y cuando se da

La Ascensión del Señor es el momento en que Jesús fue recibido de nuevo en la gloria de su Padre, después de que él mismo descendió de los cielos y vivió entre nosotros como un hombre. Jesús mismo predijo esto, y lo anunció a sus seguidores justo antes de que ocurriera.

«Pero yo les aseguro que no pasará mucho tiempo antes de que todo esto suceda. El Hijo del Hombre va a venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo a lo que haya hecho.» Mateo 16:27-28

Jesús subió al cielo unos cuarenta días después de su resurrección, en presencia de muchos de sus seguidores.

«Después de haber dicho estas cosas, mientras los discípulos miraban, Jesús fue llevado hacia el cielo y se sentó a la derecha de Dios.» Lucas 24:51

La Ascensión es importante porque Jesús mismo prometió que regresaría, y esto nos da esperanza de que él cumplirá su promesa y vendrá otra vez.

«Porque el Señor mismo descenderá del cielo con un grito potente, con la voz del arcángel, y con el toque de la trompeta de Dios. Y los que murieron en Cristo resucitarán primero. Luego, nosotros, los que estamos vivos y permanecemos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.» 1 Tesalonicenses 4:16-17

¿Qué es la Ascensión del Señor para niños?

Jesús fue acompañado por sus seguidores hasta el Monte de los Olivos, donde les dijo que sería arrebatado de ellos para ir al Padre. Luego, Jesús fue elevado ante sus ojos, y una nube lo ocultó de su vista.

Desde entonces, los cristianos observan el Día de la Ascensión como un día para celebrar la vida de Jesús y su regreso a los cielos.

La Ascensión del Señor es una de las principales festividades de la Iglesia Católica. Se celebra cada año el 40 días después de Pascua, y conmemora el momento en que Jesús asciende al cielo después de su resurrección. Esta fiesta nos recuerda que, como Cristo, también nosotros somos llamados a vivir una vida en plenitud, y a participar de la gloria de Dios.

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