El 21 de enero de 2019, se cumplieron 2.000 años del día en el que, según la tradición cristiana, el velo del templo de Jerusalén se rasgó por completo en dos, de arriba abajo. Este evento ocurrió en el momento en que Jesús murió en la cruz, y muchos cristianos ven en este hecho un signo de que Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres, y que con su muerte, todos los hombres ahora tienen acceso directo a Dios.
Qué fue lo que se rasgo en el templo cuando Jesús murió
Jesús estaba en el huerto de Getsemaní orando, y luchaba contra la angustia y la muerte que sabía que vendría. Sus amigos dormían cerca, y él les dijo: «¿No pueden ustedes velar conmigo una hora? ¡Miren, el Hijo del Hombre va a ser traicionado en manos de los pecadores!»
En ese mismo momento, Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, llegó con un grupo de hombres armados. Judas le había traicionado, y lo había entregado a los líderes religiosos para que lo mataran. Jesús les dijo: «¿A quién buscan?»
Ellos respondieron: «A Jesús de Nazaret.»
Jesús les dijo: «Soy yo». Judas, el traidor, estaba allí con ellos. Jesús les dijo: «¿A quién buscan?»
Ellos respondieron: «A Jesús de Nazaret.»
Jesús les dijo: «Soy yo». Judas, el traidor, estaba allí con ellos.
Entonces Jesús fue arrestado. Los soldados lo llevaron primero a Caifás, el sumo sacerdote, donde los ancianos se habían reunido. Pedro siguió a Jesús a cierta distancia. Los soldados le preguntaron a Caifás: «¿Este hombre es el Mesías?»
Caifás respondió: «¡No lo sé! ¿Qué le importa a ustedes?»
Los soldados le dijeron a Pedro: «¿Eres tú uno de sus seguidores?»
Pedro respondió: «No lo soy.»
Entonces los soldados llevaron a Jesús al gobernador, Poncio Pilato. Los líderes religiosos se presentaron ante Pilato y le dijeron: «Este hombre está perturbando nuestra nación. Enseña a la gente a no obedecer a nuestras leyes. Se ha proclamado el Rey de los Judíos».
Pilato les preguntó a los líderes: «¿Qué hago con este hombre?»
Ellos respondieron: «¡Crucifícalo!»
Pilato les dijo: «¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?»
Pero ellos gritaban cada vez más: «¡Crucifícalo!»
Pilato les preguntó: «¿Qué harán ustedes con el hombre que ustedes llaman el Rey de los Judíos?»
Ellos respondieron: «¡Crucifícalo!»
Así que Pilato les dijo: «¡Muy bien, entonces lo crucificaré!»
Pero los líderes religiosos gritaron: «¡Ninguno de nuestros hombres será crucificado!»
Pilato les dijo: «¡Entonces, qué haré con Jesús?»
Ellos respondieron: «¡Crucifícalo!»
Pilato les dijo: «¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?»
Pero ellos gritaban cada vez más: «¡Crucifícalo!»
Pilato quería liberar a Jesús, pero los líderes religiosos amenazaron con quejarse ante el emperador. Así que Pilato dio su veredicto: «¡Que sea crucificado!»
Los soldados llevaron a Jesús al lugar de la crucifixión, y allí le dieron a beber vinagre. Luego lo crucificaron, y pusieron un letrero sobre su cruz que decía: «Jesús de Nazaret, el Rey de los Judíos». Mucha gente pasaba, y se burlaba de Jesús diciendo: «¡Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz!»
Los líderes religiosos también se burlaban de él. Le decían: «Ha salvado a otros, ¿por qué no puede salvarse a sí mismo?»
Después de crucifixión, los soldados rompieron las piernas de los otros dos hombres que habían sido crucificados junto a Jesús. Pero cuando llegaron a Jesús, vieron que estaba muerto ya, así que no le rompieron las piernas.
Uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y sangre y agua brotaron de él.
Este hecho fue testigo de por Juan, el autor de este libro. Todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se quebrará ningún hueso de él».
Después de esto, José de Arimatea, un miembro del Consejo, fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. José había estado esperando el reino de Dios, y era un hombre bueno y justo.
Pilato se sorprendió al oír que Jesús ya había muerto, así que llamó al capitán de los soldados y le preguntó si Jesús había muerto ya.
Cuando el capitán le confirmó que Jesús había muerto, Pilato le dio el cuerpo de Jesús a José.
José compró un lienzo de lino, lo envolvió con el cuerpo de Jesús, y lo puso en un sepulcro que había sido excavado en una colina. Luego José puso una gran piedra en la entrada del sepulcro y se fue.
Qué es un velo en lo espiritual
El velo es una figura espiritual que se usa a menudo en la Biblia. generalmente se refiere a la separación entre Dios y el hombre. En la Biblia, Dios habita en lo alto, en Su propio reino, mientras que el hombre habita en la tierra. El velo representa esta separación.
El velo también se usa para representar el hecho de que el hombre está cubierto de pecado y no puede acercarse a Dios. En la Biblia, el velo se usa a menudo para representar el pecado o la maldad del hombre. Por ejemplo, en el libro de Isaías, Dios dice: «He puesto mi rostro contra los que profanan mi santuario, y he entregado a los que salen de él para que sean mancillados en las tierras de su destino» (Isaías 65:4). En este pasaje, Dios está diciendo que castigará a los que profanan su templo, y el templo es un símbolo de la presencia de Dios. El velo representa la separación entre Dios y el hombre, y el hecho de que el hombre está cubierto de pecado.
El velo también se usa para representar el misterio de Dios. En la Biblia, Dios se revela a los hombres de muchas maneras, pero siempre hay algo que permanece oculto. Por ejemplo, en el libro de Mateo, Jesús le dice a Pedro: «De cierto, de cierto te digo, que tú, el que me confieses delante de los hombres, el Hijo del Hombre también te confesará delante de los ángeles de Dios» (Mateo 10:32). Jesús está diciendo que aunque Pedro lo confiese delante de los hombres, siempre habrá algo de él que permanecerá oculto. El misterio de Dios es algo que siempre estará oculto para el hombre.
El velo también se usa para representar la separación entre la tierra y el cielo. En la Biblia, la tierra se usa a menudo como símbolo del mundo de los hombres, mientras que el cielo se usa como símbolo del reino de Dios. El velo representa esta separación. Por ejemplo, en el libro de Lucas, Jesús dice: «De cierto, de cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lucas 23:43). En este pasaje, Jesús está hablando de la separación entre la tierra y el cielo. El hombre está en la tierra, pero cuando muere, va al cielo. El velo representa esta separación.
En resumen, el velo es una figura espiritual que se usa a menudo en la Biblia. Se puede usar para representar la separación entre Dios y el hombre, el hecho de que el hombre está cubierto de pecado, el misterio de Dios, o la separación entre la tierra y el cielo.
Cómo era el velo
¿Cómo era el velo?
El velo del templo era una cortina que separaba el lugar Santo del lugar Santísimo. El velo era de lino fino tejido, de color púrpura, carmesí y escarlata, y estaba decorado con querubines. El velo del templo protegía el Arca de la Alianza, que contenía las tablas de la Ley dadas por Dios a Moisés, y también protegía a los israelitas del poder y la gloria de Dios. El velo era un símbolo de la separación entre Dios y los hombres. Sólo el sumo sacerdote podía entrar al lugar Santísimo, y sólo una vez al año, el Día de la Expiación. El velo se rompió cuando Jesús murió en la cruz. Al morir, Jesús abrió un camino directo a Dios para todos los hombres, y el velo se rompió en dos. El velo del templo era un recordatorio de la separación entre Dios y los hombres, pero también era un recordatorio de la promesa de Dios de reconciliarnos con Él. Cuando Jesús murió, Dios cumplió Su promesa y nos reconcilio con Él. El velo del templo fue un símbolo de la separación entre Dios y los hombres, pero también fue un símbolo de la promesa de Dios de reconciliarnos con Él.
¿Cuánto medía el velo del tabernaculo?
Dios ordenó a Moisés que hiciera el tabernáculo y todos sus utensilios siguiendo el modelo que le había mostrado en el monte. Entre estos utensilios se encontraba el velo que separaba el lugar santísimo del santuario. El velo tenía que medir cinco codos de largo por cinco codos de ancho, y estaba hecho de lino fino tejido a mano. Además, estaba decorado con querubines bordados.
El velo del templo se rasgó porque Jesús murió en la cruz. Jesús fue el único que pudo llevar nuestros pecados y ofrecerse a sí mismo como un sacrificio perfecto a Dios. Al morir, Jesús cumplió con toda la Ley y los profetas, y su muerte puso fin a la necesidad de sacrificios de animales. Al rasgarse el velo, Dios mostró que el templo era innecesario, ya que Jesús había hecho todo lo necesario para salvarnos.