No Nos Ha Dado Espiritu de Cobardia

La cobardía es uno de los principales obstáculos que impedirán que avancemos en nuestra relación con Dios. El cobarde tiene miedo de todo, miedo de arriesgarse, miedo de fracasar, miedo de lo desconocido. En cambio, el hombre o la mujer valientes confían en Dios y en su soberania, y están dispuestos a seguir adelante aunque haya dificultades y riesgos.

Por qué no tenemos espíritu de cobardía

En el libro de Mateo, Jesús nos enseña que debemos no tener miedo, sino de tener fe. Él dice: «No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os hubiera dicho. Voy a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y preparo lugar para vosotros, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y adonde yo voy, vosotros sabéis el camino».

Jesús nos da esta promesa para que no tengamos miedo, sino que creiamos en Él. Él sabe lo que nos espera, y nos preparará un lugar. Así que debemos dejar de tener miedo y empezar a tener fe, confiando en que Jesús nos llevará a nuestro verdadero hogar.

Qué significa la palabra dominio propio en la Biblia

La Biblia usa muchos términos diferentes para describir el control de uno mismo. Algunos de los más populares son «autocontrol», «sabiduría», «deseos controlados» y «dominio propio». Aunque todos estos términos se usan en contextos diferentes, en general se refieren a la capacidad de tomar decisiones maduras y sabias, en lugar de dejarse llevar por los impulsos. La Biblia resalta la importancia de esta cualidad en muchas de sus historias y enseñanzas.

Un buen ejemplo de la importancia de tener dominio propio se encuentra en la historia de José. Joseph tuvo que lidiar con muchas tentaciones a lo largo de su vida, pero siempre supo mantener el control de sí mismo. En Génesis 39, vemos que Potifar le confió toda su casa a José, dándole authority sobre todo lo que tenía. Esto le puso en una gran posición de tentación, pero José supo mantenerse fiel a Dios y dominar sus propios deseos.

Otro ejemplo de la importancia de tener dominio propio se encuentra en 1 Reyes 3. Salomón había pedido a Dios que le diera sabiduría para gobernar a su pueblo, y Dios le concedió su petición. A lo largo de su reinado, Salomón demostró ser un rey sabio y justo, y muchos de sus decisiones se basaban en el dominio propio.

La Biblia también habla de la importancia de tener dominio propio en nuestras relaciones. 1 Timoteo 4:12 nos dice que debemos «proteger nuestra religión con dominio propio». Esto significa que debemos tomar decisiones maduras y sabias en nuestras relaciones, especialmente en aquellas que pueden afectar nuestra relación con Dios.

En general, la Biblia nos enseña que el dominio propio es una cualidad muy importante. Debemos esforzarnos por tomar decisiones maduras y sabias, en lugar de dejar que nuestros impulsos nos controlen.

Dónde hay amor no hay temor

«El amor es sufrido, es benigno; el amor no es envidioso, no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Corintios 13: 4-7).

Aquí tenemos una definición del amor, escrita por el apóstol Pablo. El amor es paciente y bondadoso, no es envidioso ni jactancioso. No se envanece ni hace nada indebido. No busca lo suyo, no se irrita ni guarda rencor. No se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad.

El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Esto nos da una idea de lo que es el amor verdadero. No es un amor superficial o egoísta. Es un amor que está dispuesto a dar, a creer y a esperar, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.

El amor es el antídoto del temor. El temor nos paraliza, nos hace dudar y buscar nuestro propio interés. El amor, por otro lado, nos da la fuerza de superar el miedo y de pensar en los demás.

Cuando amamos de verdad, no tenemos miedo. Tenemos confianza en el otro, en nuestras propias habilidades y en el futuro. El amor nos da seguridad y nos permite vivir sin miedo.

¿Qué significa de poder de amor y dominio propio?

«Porque el amor es sufrido, es benigno; el amor no es envidioso, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca falla. Pero las profecías acabarán, cesarán las lenguas, y la ciencia terminará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos. Pero cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé atrás las cosas de niño. Ahora vemos por espejo, en enigma, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como también soy conocido.

Ahora permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; pero el mayor de ellos es el amor.»

San Pablo nos enseña que el amor es la virtud más importante, y que es más importante que la fe y la esperanza. El amor es la virtud que nos lleva a los demás, y nos hace querer hacer el bien. El amor es paciente, amable, no envidioso, no jactancioso, no orgulloso, ni egoísta. El amor es todo lo contrario de lo que nuestro mundo enseña. El amor es sacrificado y se preocupa más por los demás que por uno mismo.

El amor es la virtud que más nos acerca a Dios, porque Dios es amor. Y cuando amamos, estamos imitando a Dios. El amor nos hace más parecidos a Dios, y nos hace mejores personas.

Escrito está: “No os ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Dios no quiere que vivamos en miedo, sino que estemos llenos de su poder, amor y dominio propio. Él es nuestro Fortaleza, nuestro Refugio y nuestra Roca. Con Él a nuestro lado, no tenemos nada de qué temer.

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