No hay justo ni aun uno es uno de los versículos más conocidos del Salmo 14, y ha sido citado por muchos líderes religiosos a lo largo de los siglos. La idea de que no hay ningún hombre justo en este mundo es una de las principales enseñanzas de la Biblia, y esta idea se repite a menudo en otros pasajes.
Qué dice el Salmo 37 25
El Salmo 37:25 dice: «He sido joven y he envejecido, y nunca he visto a un justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan».
Esto significa que Dios está siempre cuidando de los justos. Siempre tendrán lo que necesitan, y nunca pasarán necesidades. Dios bendice a los que le sirven con fidelidad, y los cuida. Les da todo lo que necesitan para vivir una vida abundante.
Donde dice la Biblia no hay justo ni aún uno
La Biblia no dice exactamente que «no hay justo ni aún uno», pero ciertamente indica que el hombre es «pecador desde el vientre de su madre» y que todos los hombres sin excepción son «malos».
La Biblia enseña que el hombre es naturalmente egoísta y malvado, y que el bien que hace es sólo una «gotita de agua en el océano» de maldad.
La Biblia dice que el hombre es «totalmente depravado» y que su corazón es «engañoso y perverso».
La Biblia enseña que todo el mundo es culpable del pecado de Adán, y que todos los hombres nacen con una naturaleza pecaminosa y corrupta.
La Biblia enseña que el hombre es incapaz de salvarse a sí mismo, y que sólo la gracia de Dios puede salvarlo.
Qué dice Romanos 10 1
Romanos 10 1 dice: «Por lo demás, hermanos, os ruego, por nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu, que me ayudéis en oración a Dios para que sea liberado de los incrédulos de Judea;
porque estoy tan persuadido de ellos, que no puedo orar a Dios.
Separados, pues, de Cristo, alejados de la vida eterna, por no haber creído en el Evangelio,
¿qué más podrá hacer el que os llama, si no es que os aparte del Evangelio de Cristo?
¡Ay de mí, si no os hubiera predicado el Evangelio!
Por lo tanto, yo mismo estoy dispuesto a ir y predicar el Evangelio también a los que están lejos;
no porque tenga ya algo hecho, sino porque me he puesto en camino, para que también aquellos que quieran gloriarse, se gloríen en mí.
Porque si yo predico el Evangelio, no tengo de qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad;
¡ay de mí si no predicase el Evangelio!
Por tanto, si lo hago de buena voluntad, premio me será;
pero si lo hago de mala voluntad, de todas maneras tengo que predicar el Evangelio,
porque me es impuesta necesidad; ¡y ay de mí si no lo predicase el Evangelio!
Pues si lo hago de buena voluntad, premio tendré; pero si lo hago de mala voluntad, de todas maneras me ha sido encomendada la tarea.
¿Qué, pues, es mi premio? Que, predicando el Evangelio, ponga el Evangelio gratuitamente, para no abusar de mi autoridad en el Evangelio.
Por lo tanto, si de esta manera hubiera abusado de mi autoridad, nadie me hubiera podido reprochar nada;
pero no lo he hecho. Y aunque sea libre de todos, me he hecho siervo de todos, para ganar más almas.
Me he hecho todo a todos, para que de alguna manera salve a algunos.
Todo lo hago por el Evangelio, para ser copartícipe de él.
¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo alcancéis.
El que lucha, no es como el que corre al azar, así que no sabemos lo que hacemos.
Yo, pues, de buena voluntad corro, no como a aquellos que corren al azar. Yo lucho, no como el que golpea el aire.
Antes bien, golpeo mi cuerpo, y lo reduzco a servidumbre, no sea que, habiendo sido yo mismo proclamado por otros, venga a ser yo anulado.
No, hermanos, yo no lo considero anulado, sino que reduzco mi cuerpo a servidumbre, para que, al predicar a otros, no me haga yo mismo anulado.»
¿Qué dice la Biblia en Romanos 3 23?
La Biblia dice en Romanos 3:23 «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios». Esto significa que todos hemos cometido pecados y estamos separados de Dios. No podemos tener acceso a Su gloria porque estamos cubiertos de pecado. Sin embargo, Dios nos ha dado una manera de volvernos a Él.
Jesucristo vino al mundo y murió en nuestro lugar. Él tomó nuestros pecados sobre sí mismo y nos dio su justicia. Ahora, podemos tener acceso a Dios y a Su gloria. Debemos aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador para poder recibir este don.
«No hay justo ni aun uno. No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se apartaron, a una se hicieron inicuos. No hay quien haga el bien, no hay aun uno. (Salmos 14:1-3)»
Como se muestra en este pasaje, la Biblia enseña claramente que no hay ningún ser humano en este mundo que sea justo delante de Dios. Todos nosotros hemos cometido pecado y estamos lejos de la perfección. Sin embargo, Dios nos ama tanto que envió a su Hijo, Jesucristo, para morir en nuestro lugar y así darnos la oportunidad de tener una relación con Él. Jesús es el único que es justo delante de Dios y mediante nuestra fe en Él, también podemos ser justificados.