En la sociedad actual, el concepto de matrimonio se ha vuelto cada vez más flexible y sujeto a interpretaciones diversas. Sin embargo, existe un principio fundamental que se encuentra arraigado en la tradición y la fe de muchas personas: «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Este antiguo dicho es una expresión de la importancia y la sacralidad del matrimonio, destacando que es una unión sagrada y duradera que no debe ser disuelta por decisiones humanas.
La unión divina, indisoluble por el hombre.
En el contexto religioso, se entiende que la unión divina es un vínculo sagrado establecido por Dios mismo, que no puede ser separado por ningún ser humano.
Este concepto se basa en la creencia de que Dios, como ser supremo y creador de todas las cosas, tiene el poder y la autoridad para unir a las personas en matrimonio de forma indisoluble. Esta unión es considerada sagrada y bendecida por Dios, y por lo tanto, no puede ser separada por ninguna acción humana.
En la Biblia, específicamente en el libro de Mateo, se menciona el versículo «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mateo 19:6). Esta frase es citada en el contexto de una discusión sobre el divorcio, donde Jesús enfatiza la importancia de mantener el matrimonio como una unión sagrada e indisoluble.
Desde esta perspectiva religiosa, la unión divina se considera un compromiso eterno entre dos personas y Dios. Esta unión es vista como una representación del amor y la fidelidad que Dios tiene hacia su pueblo y se espera que las parejas se amen y se respeten mutuamente, siguiendo el ejemplo de la relación de Dios con la humanidad.
La idea de que la unión divina es indisoluble por el hombre implica que ninguna acción o decisión humana puede romper este vínculo sagrado. Según esta creencia, el matrimonio es un compromiso ante Dios y, por lo tanto, solo Dios tiene el poder de disolverlo.
Esta enseñanza religiosa ha sido interpretada de diferentes maneras a lo largo de la historia y en distintas tradiciones religiosas. Algunas interpretaciones más estrictas sostienen que el divorcio no está permitido bajo ninguna circunstancia, mientras que otras interpretaciones más flexibles reconocen que en ciertos casos extremos, el divorcio puede ser necesario.
Enseñanza de Mateo 19:6 sobre el matrimonio
El pasaje bíblico de Mateo 19:6 presenta una enseñanza clara y contundente sobre el matrimonio desde una perspectiva religiosa. En este versículo, Jesús afirma: «Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Esta declaración de Jesús se encuentra en el contexto de un diálogo sobre el divorcio, donde los fariseos le preguntan si es lícito que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo. Jesús responde citando el relato de la creación en Génesis, donde se establece que «varón y hembra los creó, y dijo: Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne» (Mateo 19:4-5).
En esta enseñanza, Jesús reafirma la importancia y la sacralidad del matrimonio como una unión diseñada y establecida por Dios desde el principio de la creación. Él enfatiza que cuando un hombre y una mujer se casan, se convierten en una sola entidad, una sola carne. Este lenguaje simbólico destaca la profundidad de la conexión y la intimidad que se establece en el matrimonio.
Al afirmar que «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre», Jesús está enfatizando que el matrimonio es una institución divina y que ninguna persona tiene el derecho o la autoridad para separar lo que Dios ha unido. Esta enseñanza implica un llamado a la fidelidad y al compromiso en el matrimonio, instando a las parejas a luchar por preservar y fortalecer su unión, en lugar de buscar el divorcio o la separación.
En el contexto religioso, esta enseñanza de Mateo 19:6 sobre el matrimonio se considera un mandato divino que establece la importancia de mantener la integridad y la unidad del matrimonio. Se ve como un recordatorio de que el matrimonio es un vínculo sagrado, bendecido por Dios, y que los cónyuges deben esforzarse por mantener esa unión en medio de las dificultades y los desafíos de la vida.
En conclusión, «Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» es un recordatorio poderoso de la importancia de la unión y el compromiso en nuestras relaciones. Nos recuerda que el amor y el respeto mutuo deben ser la base de cualquier unión duradera.
En un mundo donde las relaciones a menudo se desintegran con facilidad, esta frase nos insta a luchar por nuestras parejas y a no rendirnos ante las dificultades. Nos invita a recordar que el compromiso y la lealtad son esenciales para mantener un matrimonio o una relación sólida.
En última instancia, estas palabras nos enseñan que la unión que Dios crea es sagrada y debe ser protegida. Nos anima a buscar la guía divina en nuestras relaciones y a confiar en que Dios nos ayudará a superar cualquier obstáculo.
En este sentido, quiero despedirme recordándote que, si tienes una relación en la que crees que Dios ha tenido un papel importante, no te des por vencido. Recuerda siempre que, con amor, paciencia y fe, podrás superar cualquier desafío que se presente en el camino.
¡Que Dios bendiga tus relaciones y te guíe en tu camino hacia la felicidad y el amor duradero!