Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia menciona siete maldiciones que Dios pronunció sobre la humanidad. Estas maldiciones son: maldición del fruto del suelo, maldición de las bestias, maldición de Caín, maldición de los lenguajes, maldición de la esterilidad, maldición de la violencia y maldición de la muerte.
Qué parte de la Biblia habla sobre la maldición
Maldición es un término utilizado en la Biblia para describir la condición de ser separado de Dios debido al pecado. La maldición también se refiere a las consecuencias negativas que se derivan del pecado. En la Biblia, la maldición es un tema serio que se trata de manera amplia.
La maldición comienza en el libro de Génesis, cuando Dios maldice a Caín después de que éste asesinara a su hermano Abel. A partir de este momento, la maldición se convierte en un tema recurrente a lo largo de la Biblia. En el Antiguo Testamento, vemos maldiciones impuestas por Dios a aquellos que no obedecen sus mandamientos, así como también maldiciones pronunciadas por seres humanos contra otros. En el Nuevo Testamento, la maldición es abordada de manera más profunda, y se nos dice que Jesucristo fue maldecido por los hombres cuando fue crucificado.
La maldición es un tema importante de la Biblia porque nos ayuda a entender la seriedad del pecado y sus consecuencias. También nos muestra el poder que tiene el pecado de separarnos de Dios. Pero la buena noticia es que, aunque el pecado nos maldice, Jesucristo vino a este mundo para romper las maldiciones del pecado. Al obedecer los mandamientos de Dios y aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador, podemos ser libres de la maldición del pecado.
Qué es la maldicion de Dios
A menudo, cuando pensamos en la maldición de Dios, imaginamos a alguien que es castigado de manera justa por sus pecados. Sin embargo, la Biblia nos enseña que la maldición de Dios no es necesariamente un castigo, sino más bien una consecuencia natural de nuestras acciones.
La maldición de Dios puede manifestarse de diversas maneras. A veces es una especie de castigo, como cuando Dios maldijo a Caín después de que este matara a su hermano Abel (Génesis 4:11-12). Pero a veces la maldición de Dios es simplemente una consecuencia de nuestras acciones, como cuando Dios maldijo a la tierra después del pecado de Adán y Eva (Génesis 3:17).
La maldición de Dios también puede ser una bendición enmascarada. Por ejemplo, Dios maldijo a Judá por los pecados de su pueblo, pero también les prometió que enviaría a un Mesías para que los rescatara (Génesis 49:10). Así, aunque la maldición de Dios puede ser difícil de soportar, también podemos verla como una oportunidad de cambio y de redención.
Qué es maldecir a una persona
Maldecir es hablar mal de una persona de forma intencionada. Esto puede incluir decir cosas desagradables sobre la persona, o incluso desear que le ocurra algo malo.
La Biblia nos enseña que es muy importante cuidar nuestras palabras. Mateo 12:36-37 dice:
«Pero yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado».
Esto significa que debemos tener cuidado con lo que decimos, porque nuestras palabras pueden tener consecuencias. Dios nos dice que debemos hablar con sabiduría, y no utilizar nuestra lengua para hablar de forma maldiciente.
Proverbios 18:21 dice: «La muerte y la vida están en el poder de la lengua, y el que la ama, comerá de su fruto».
Esto nos enseña que nuestras palabras pueden ser muy poderosas. Pueden edificar a otras personas, o pueden destruirlas. Debemos usar nuestras palabras para construir a los demás, no para derribarlos.
¿Qué nos dice Deuteronomio 28?
«Y si oyes diligentemente la voz de Jehová tu Dios, para observar y para hacer todos sus mandamientos que yo te mando hoy, Jehová tu Dios también pondrá alto sobre todas las naciones de la tierra.Y todo este bendición vendrá sobre ti, y alcanzarás a tenerla, si oyes diligentemente la voz de Jehová tu Dios.
«Jehová te pondrá por cabeza, y no por cola; siempre estarás encima, y nunca debajo, si sigues los mandamientos de Jehová tu Dios que yo te mando hoy, para que los guardes y cumplas.
«No te apartarás de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses para servirles.
«Pero si no oyes la voz de Jehová tu Dios, para observar todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te mando hoy, entonces vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y alcanzarás a tenerlas.
«Jehová te enviará el cautiverio, hasta el fin del mundo, en tierras lejanas, y allí servirás a otros dioses, al palo y a la piedra que no pueden ver ni oír, ni comer ni oler.
«Y desde allí te buscará Jehová tu Dios, y te hallará, si fueres a buscarlo de todo tu corazón y de toda tu alma.
«Cuando estés en angustia, y todas estas palabras hayan venido sobre ti, en el fin de los días, te volverás a Jehová tu Dios, y oirás su voz.
«Porque Jehová tu Dios es misericordioso, él no te dejará ni te destruirá ni te olvidará el pacto que confirmó con tus antepasados, que él juró a ellos.
«Porque preguntarás en aquel tiempo, viendo las obras de Jehová tu Dios, sus maravillas, y sus prodigios, y sus manos fuertes, y sus brazos extendidos, que su rostro está contra ti para mal, y no para bien?
«Si volvieras a Jehová tu Dios, y oyeras su voz, conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
«Jehová tu Dios pondrá esta maldición sobre tus enemigos y sobre los que te aborrecieren y te persiguieren.
«Y oirás hoy la voz de Jehová tu Dios, y guardarás sus mandamientos y sus estatutos que yo te mando hoy.
«Y Jehová tu Dios te pondrá sobre la cabeza en lugar de coronas de oro.
«Jehová te hará reinar como rey sobre todo lo que él prometió con juramento a tus antepasados, si oyes la voz de Jehová tu Dios, para guardar y para hacer todos sus mandamientos.
«Y serán todos los pueblos de la tierra envidiosos de ti, porque reinarás como rey sobre ellos, Jehová tu Dios ha confirmado esto hoy.
«Y si oyeres la voz de Jehová tu Dios para guardar y para hacer todos sus mandamientos que yo te mando hoy, conforme a la ley y al derecho que Jehová tu Dios te mandó, entonces Jehová tu Dios pondrá sobre ti todas estas bendiciones, para confirmar la palabra que él juró a tus antepasados.
«Te bendecirá en el país que Jehová tu Dios te da, con el fruto de tu vientre, y con el fruto de tu ganado, y con el fruto de tu tierra, la cual ha de pasar a tus manos.
«Jehová te hará abundar en bienes, en el fruto de tu cuerpo, y en el fruto de tu ganado, y en el fruto de tu tierra, en la tierra que Jehová juró a tus antepasados que te daría.
«Te abrirá Jehová su buen tesoro, los cielos, para enviar lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos; y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.
«Jehová te pondrá como cabeza, y no como cola; y estarás encima sólo, y no estarás debajo; si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios que yo te mando hoy, para que los guardes y cumplas.
«No te apartarás de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras otros dioses para servirles.
«Pero si no oyes la voz de Jehová tu Dios, para observar todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te mando hoy, entonces vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y alcanzarás a tenerlas.
«Maldito serás en la ciudad, y maldito serás en el campo.
«Malditas serán tu cesta y tu artesa de azadón.
«Maldito será el fruto de tu vientre, y el fruto de tu tierra, el aumento de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
«Malditas serán tus labranzas, y tus viñas.
«Malditos serán tus frutos del campo, y tus ganados, las crías de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.
«Maldito serás en entrar, y maldito serás en salir.
«Jehová enviará sobre ti el maldecir, el perturbar, y el engaño, en toda obra de tus manos que emprendieres, hasta que seas destruido y perezcas pronto, por la mala conducta de tus malas acciones, por haberme abandonado.
«Jehová hará que tu enfermedad sea incurable, y derramará sobre ti enfermedades malignas e incurable, hasta que seas destruido.
«Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación, de calor ardiente, de espada, de calamidad, y de persecución; y aunque hubieres escondido en medio de tus enemigos, no serás curado.
«Jehová hará que se te pegue la langosta, hasta que la consuma el territorio que habites.
«Jehová te enviará contra ti hambre y hambre de pan, y te pondrá contra ti hambre de agua, y te abatirá delante de tus enemigos.
«Jehová te herirá de úlceras malignas que cubran tu cuerpo, desde tu pies hasta tu cabeza.
«Jehová te hará ir derrotado ante tus enemigos; por un camino por donde no te conocían irás; y te herirá en todo tu cuerpo a filo de espada.
«Jehová tomará de ti a tu esposa, y a tus hijos, y a tus hijas, y a tus siervos, y a tus siervas, y a tus bueyes, y a tus asnos, y a tu ganado, y te pondrá en cautiverio en tierra que no conociste tú ni tus antepasados.
«Jehová te hará servir a dioses extraños, al palo y a la piedra.
«Jehová te hará subir y bajar de día en tus propios ojos, y tu carne será consumida delante de tus mismos ojos.
«Jehová te herirá con úlceras malignas en tus rodillas y en tus muslos, desde tu cabeza hasta tus pies, hasta que no puedas ser curado.
«Jehová tomará a tu esposo, y a tu hijo, y a tu hija, y a tu sierva, y a tu siervo, y a tu buey, y a tu asno, y a tu ganado, y a tu labranza, y te pondrá en cautiverio en tierra ajena que no conociste tú ni tus antepasados.
«Y serás allí hasta que mueras; y allí servirás a dioses extraños, palo y piedra.
«Cuando llegue a haber entre ti mucha gente en el país que Jehová tu Dios te da para poseerla, y tengáis hijos e hijas, y tengáis muchos días, y no guardéis los mandamientos de Jehová
1. Maldición del fracaso: «Maldito sea el hombre que haga ídolos de metal fundido, obra de manos de artífice, y los funde para que sean objeto de aborrecimiento; y entregará a las bestias su cuerpo para que sea quemado, y tendrá que soportar el castigo de su iniquidad. Así ha dicho Jehovah» (Jeremías 48:1, 2, 10).
2. Maldición de la ignorancia: «Maldito el hombre que no se mantenga fiel a Jehovah, y no ponga su confianza en Jehovah ni se acerque a su santo para buscar ayuda» (Jeremías 17:5).
3. Maldición de la dureza de corazón: «Maldito el hombre que haga una escultura y una imagen fundida, obra detestable de manos de artífice, y las instale en secreto. Y todos los que se postren ante ellas serán llenos de vergüenza» (Deuteronomio 27:15).
4. Maldición de la rebelión: «Maldito el hombre que no obedezca los mandamientos de Jehovah su Dios, y no cumpla puntualmente todos sus estatutos y decretos» (Deuteronomio 11:26, 27).
5. Maldición de la opresión: «Maldito el hombre que oprime a los demás con violencia, y los roba de manera injusta» (Eclesiastés 5:8).
6. Maldición de la violencia: «Maldito el hombre que derramó sangre inocente, y el que usa su boca para maldecir a un inocente» (Santiago 3:9, 10).
7. Maldición de la maldición: «Maldito el hombre que maldice a su padre o a su madre» (Proverbios 30:17).