La Encarnación del Hijo de Dios

Una de las doctrinas más fundamentales de la fe cristiana es la encarnación, es decir, que Dios se hizo hombre en Jesucristo. Esto es vital para entender quién es Jesús y por qué vino a la tierra.

Qué es la Encarnación del Hijo de Dios

La Encarnación es la doctrina central de la fe cristiana, que enseña que el Hijo de Dios se hizo hombre. Esto es, que Jesucristo, el Hijo de Dios, es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre. Es Dios, porque es una de las tres Personas de la Santísima Trinidad. Es hombre, porque nació de la Virgen María y tuvo una vida humana como nosotros. Jesucristo es, por tanto, Dios-hombre. La Encarnación es un misterio, es decir, algo que trasciende nuestra comprensión humana. No podemos entender plenamente cómo es posible que Dios se haga hombre, pero podemos creerlo porque lo enseña la Palabra de Dios. La Encarnación es importante porque, como Dios-hombre, Jesucristo puede salvarnos de nuestros pecados. Sólo un hombre puede pagar el precio de nuestros pecados, y sólo Dios tiene la fuerza necesaria para vencer a la muerte. Jesucristo, como Dios-hombre, es el único que puede hacer esto. De esta forma, la Encarnación nos da esperanza de salvación eterna.

Qué día es la Encarnación del Hijo de Dios

Normalmente, la mayoría de la gente cree que la Encarnación del Hijo de Dios ocurrió el 25 de diciembre, pero esto no es bíblico. Esta fecha fue establecida por la Iglesia Católica en el año 354 dC, mediante el Papa Liberio. Ellos eligieron esta fecha para empalmar la celebración del nacimiento de Cristo con la celebración del día de los solsticios de invierno.

La Biblia no establece una fecha concreta para el nacimiento de Cristo, pero sí establece algunos eventos que ocurrieron alrededor de ese tiempo. En Lucas 2: 1-7 se dice que cuando Jesús nació, había un censo en Roma y todos los habitantes de Israel tenían que viajar a su lugar de origen para inscribirse. Esto significa que Jesús nació durante el invierno porque los caminos eran demasiado peligrosos para viajar en otra época del año. También se dice en Lucas 2: 8-20 que cuando Jesús nació, los pastores estaban en el campo con sus rebaños durante la noche y que un ángel les anunció el nacimiento de Jesús. Los pastores fueron a Belén para ver al niño y luego volvieron a casa, anunciando el nacimiento de Jesús a todos los que conocían.

En Mateo 2: 1-12, se cuenta la historia de los magos que vinieron del Oriente para adorar a Jesús. Ellos vieron una estrella que les dijo dónde encontrar al niño y luego lo siguieron hasta Belén. después de ver al niño, los magos regresaron a su país por otro camino para evitar ser descubiertos por Herodes.

Estos eventos ocurrieron en el verano o en el otoño, no en el invierno. Por lo tanto, es imposible que Jesús naciera el 25 de diciembre. La Biblia no establece una fecha para el nacimiento de Jesús, pero nos da eventos que ocurrieron alrededor de ese tiempo para que podamos tener una idea de cuándo pudo haber nacido.

Cómo ocurrió la Encarnación del Hijo de Dios en las entrañas de María

La encarnación del Hijo de Dios es el misterio central de nuestra fe. ¿Cómo pudo Dios, que es eterno y perfecto, convertirse en hombre? Para comprenderlo, tenemos que recordar que, antes de la creación, Dios existía como una Trinidad de Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Cuando Dios creó el mundo, decidió revelarse a los hombres y comunicarse con ellos. Para hacerlo, escogió a un pueblo, Israel, y se manifestó a él a través de sus profetas. Pero, aunque Dios se reveló a Israel, los hombres no le conocieron plenamente. Para que la humanidad pudiera llegar a conocerle de verdad, necesitaba que su Hijo se hiciera hombre. De esta forma, Dios se hizo visible a los hombres y se les hizo accesible. Podían tocarle, hablarle, verle y oírle. El Hijo de Dios, que había estado siempre junto al Padre, ahora había venido a habitar entre los hombres.

La encarnación tuvo lugar en un momento y en un lugar concretos de la historia. María, una joven israelita, vivía en Nazaret, una aldea de Galilea. Un día, el ángel Gabriel se le apareció y le anunció que iba a ser la madre del Hijo de Dios. Aunque María no entendía cómo podía ser eso, confió en Dios y aceptó su voluntad. El Espíritu Santo actuó en ella de tal forma que el Hijo de Dios se encarnó en sus entrañas. De este modo, una persona humana, María, fue la madre de Dios hecho hombre. Y, porque el Hijo de Dios había tomado una naturaleza humana, podía morir en la cruz por nuestros pecados.

La encarnación es, por tanto, un misterio de amor: Dios amó tanto a los hombres que quiso hacerse uno de ellos. Y María, por su parte, amó tanto a Dios que aceptó ser la madre del Salvador. Gracias a la encarnación, Dios y los hombres están unidos de una forma nueva y más profunda. Y nosotros, los cristianos, creemos que Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es nuestro Salvador. Él vino a este mundo para darnos la vida eterna. Y, porque estamos unidos a él, podemos llamarle «Abba», «Padre». De este modo, somos hijos de Dios y tenemos una nueva vida.

¿Qué consecuencias tuvo la Encarnación?

La Encarnación fue un momento crucial en la historia de la humanidad, ya que Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre y vino a habitar entre nosotros. Esto tuvo un impacto enorme en nuestra relación con Dios, ya que Jesús nos mostró de manera concreta y personal lo que Dios es realmente como. Además, mediante su muerte y resurrección, Jesús nos reconcilia con Dios y nos abre el camino para una vida eterna con Él.

La Encarnación es la misteriosa y maravillosa obra mediante la cual el Hijo de Dios asumió la naturaleza humana, convirtiéndose en hombre. De esta forma, él pudo llevar a cabo la redención de la humanidad, dándonos la esperanza de la vida eterna.

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