En la vida cotidiana, es fácil perder de vista lo que realmente importa. Nos vemos atrapados en nuestras responsabilidades, preocupaciones y metas personales, olvidándonos de Dios y su papel en nuestras vidas. Sin embargo, la Biblia nos enseña la importancia de poner a Dios en primer lugar en todo lo que hacemos.
Un versículo clave que nos recuerda esta verdad se encuentra en el libro de Mateo 6:33. Allí, Jesús nos exhorta diciendo: «Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas». Esta poderosa declaración nos insta a priorizar nuestra relación con Dios sobre cualquier otra cosa en nuestra vida.
Poner a Dios en primer lugar implica reconocer su soberanía y autoridad sobre nuestras vidas. Significa buscar su voluntad y seguir sus mandamientos en lugar de buscar nuestras propias ambiciones y deseos egoístas. Cuando ponemos a Dios en primer lugar, confiamos en su provisión y nos sometemos a su guía.
Además, poner a Dios en primer lugar nos trae beneficios abundantes. Jesús nos promete que si buscamos primero el reino de Dios y su justicia, todas las demás cosas nos serán añadidas. Esto significa que cuando priorizamos nuestra relación con Dios, él se encarga de nuestras necesidades y nos bendice en todas las áreas de nuestra vida.
Promesa en Proverbios 16:3
En Proverbios 16:3 encontramos una promesa clave para aquellos que desean poner a Dios en primer lugar en sus vidas. Este versículo dice: «Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán establecidos».
Desde un punto de vista religioso, esta promesa nos invita a confiar en Dios y a poner nuestras acciones y decisiones en sus manos. Al encomendarle nuestras obras, reconocemos que él es el que tiene el control y la sabiduría para guiar nuestros pasos.
La frase «encomienda a Jehová tus obras» nos enseña que debemos entregarle nuestras acciones y proyectos, buscando su voluntad y dirección en todo lo que hacemos.
Esto implica que debemos orar y buscar la guía de Dios en cada aspecto de nuestra vida, reconociendo que él es quien nos puede conducir por el mejor camino.
La promesa continúa diciendo «y tus pensamientos serán establecidos». Esto significa que cuando ponemos a Dios en primer lugar, él también se ocupa de nuestros pensamientos y nos ayuda a tener una mente en paz y en armonía con su voluntad. Nos libera de la ansiedad y la incertidumbre, y nos da claridad y sabiduría para tomar decisiones acertadas.
Poner a Dios en primer lugar
Desde un punto de vista religioso, «Poner a Dios en primer lugar» implica reconocer a Dios como la máxima autoridad y prioridad en nuestra vida. Este mandamiento se encuentra presente en diversas tradiciones religiosas, como el cristianismo, el judaísmo y el islam.
En el contexto cristiano, el versículo clave que aborda este concepto se encuentra en el libro de Mateo 22:37, donde Jesús enseña: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente«. Esta declaración enfatiza la importancia de tener una relación íntima y comprometida con Dios, colocándolo por encima de cualquier otra cosa.
Al poner a Dios en primer lugar, reconocemos su soberanía y buscamos vivir de acuerdo con sus enseñanzas y principios. Implica dedicar tiempo para la oración, la lectura de las escrituras sagradas y la participación en prácticas de adoración y servicio religioso.
Además, poner a Dios en primer lugar implica tomar decisiones basadas en los valores y principios religiosos, buscando la voluntad divina en todas las áreas de nuestra vida. Esto implica renunciar a nuestros deseos egoístas y someternos a la dirección y guía de Dios.
El versículo que nos invita a poner a Dios en primer lugar nos recuerda la importancia de tener una relación íntima y comprometida con nuestro Creador. Al hacerlo, encontramos guía, fortaleza y paz en medio de cualquier circunstancia. Que siempre busquemos honrar a Dios en todo lo que hacemos y recordemos que Él es nuestro refugio y nuestra fortaleza. Que Dios les bendiga a todos. Hasta luego.