Desde los tiempos de Jesús y los apóstoles, el cristianismo ha sido marcado por señales y milagros. Estos eventos sobrenaturales han sido un testimonio poderoso de la verdad del Evangelio y han confirmado la Palabra de Dios. A lo largo de la historia, los creyentes han experimentado la intervención de Dios en formas milagrosas y asombrosas. En el siglo 21, también podemos esperar que Dios continúe obrando de esta manera entre aquellos que le siguen.
Qué quiere decir Y estas señales seguirán a los que creen
Según el Evangelio de Marcos, Jesús dijo que las señales que él hizo seguirían a los que creían en él: «Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán serpientes en sus manos, y si beben cualquier cosa mortífera, no les hará daño alguno; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán» (Marcos 16:17-18).
Así que, si bien estas señales eran parte de la vida de Jesús y de los apóstoles, no se trataba de algo que sólo ellos pudieran hacer. Jesús prometió que los que creyeran en él también serían capaces de hacer estas cosas.
Algunos interpretan estas palabras de Jesús como una promesa de que todos los cristianos pueden hacer estas cosas. Otros, sin embargo, ven esto como una promesa de que estas señales serían parte de la vida de la iglesia primitiva, pero que no necesariamente serían parte de la vida de todos los cristianos para siempre.
En cualquier caso, estas palabras de Jesús nos recuerdan que él hizo señales milagrosas durante su ministerio y que los que creen en él pueden hacer cosas increíbles también. No estamos limitados por lo que podemos ver o por lo que la gente nos dice que podemos o no podemos hacer. Jesús nos dice que, si creemos en él, podemos hacer cosas increíbles.
Qué dicen Marcos 16 17
»
Después de que Jesús resucitó de los muertos, apareció a sus seguidores y les dijo: «No tengan miedo. Vayan y anuncien a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».
Así que los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado que se reunieran. Y cuando lo vieron, se postraron ante él. Pero algunos de ellos dudaban.
Jesús les preguntó: «¿Por qué dudan? ¿No les he dicho que si me ven, volverán a creer?»
Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, será salvo; pero el que no crea, será condenado.
Y estas señales acompañarán a los que crean: En mi nombre expulsarán demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán serpientes en sus manos, y si bebieren cualquier cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán».
Después de esto, Jesús subió al cielo mientras ellos lo miraban, y una nube lo llevó fuera de su vista.
Mientras tanto, los seguidores de Jesús estaban llenos de alegría y del Espíritu Santo. Y muchas personas que creyeron en él, comenzaron a bautizarse.
Qué dice la Biblia de las señales en los cielos
En la Biblia se mencionan varias veces señales que aparecerán en los cielos. Algunas de estas señales serán precedidas por grandes catástrofes naturales, como terremotos, y otras serán señales del fin del mundo.
Una de las señales del fin del mundo mencionadas en la Biblia es el sol oscureciéndose y la luna no dando más su luz (Isaías 13:9-10, Mateo 24:29). También se menciona que habrá grandes señales en el cielo y en la tierra, como el sol se tornando negro como tela de saco de pelo, las estrellas cayendo del cielo, los ejércitos en el cielo luchando contra otro (Isaías 34:4, Mateo 24:30, Lucas 21:25-26).
Otras señales mencionadas incluyen el sonido de una trompeta muy fuerte (1 Corintios 15:52, 1 Tesalonicenses 4:16), el grito de un arcángel (Juan 5:28-29) y el grito de «¡Velad, porque vuestro salvador viene!» (Mateo 24:42-44).
La Biblia también menciona señales que aparecerán en la tierra, como el temblor de tierra, el aumento del mar, el desmayo de las personas por miedo y por la expectativa de lo que está por suceder (Lucas 21:25-26).
En Mateo 24:37-39 se menciona que, antes de que llegue el fin del mundo, muchas cosas sucederán: «Pero como sucedió en los días de Noé, así será el día en que el Hijo del hombre se manifestará. Porque en aquellos días, antes del gran día del Juicio, la gente estará comiendo y bebiendo, casándose y dando en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no se dieron cuenta hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será el día en que el Hijo del hombre se manifestará.»
¿Donde dice en mi nombre echarán fuera demonios?
Jesús le dijo a sus discípulos: «No teman; crean en Dios y crean en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, yo no les habría dicho que voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar, volveré y los tomaré conmigo, para que donde yo estoy ustedes también estén. Y adonde yo voy ustedes saben el camino.» Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo podremos saber el camino?» Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Si me conocieran, también conocerían a mi Padre. Pero ahora lo conocen y lo han visto.» Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre, y eso nos basta.» Jesús le dijo: «Felipe, ¿tanto tiempo hace que estoy con ustedes, y aún no me conocen? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que les digo no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que está en mí, él mismo hace las obras. No crean en mí; crean en las obras. Les aseguro que el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores que éstas, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidan en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me piden algo en mi nombre, yo lo haré. «Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador, para que permanezcan con ustedes para siempre. El Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes lo conocen, porque permanece con ustedes y estará en ustedes. No me dejaré solo, porque yo voy al Padre. Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que yo les he dicho. Les dejo mi paz, mi paz les doy; no como el mundo la da. No se angustien ni se acobarden. «Ustedes me han oído decir: ‘Me voy, y volveré a ustedes.’ Si me amaran, se alegrarían porque yo voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Les he dicho estas cosas antes que sucedan, para que cuando sucedan, crean. «Ya no hablaré mucho con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo; pero él no tiene ningún poder sobre mí. Pero para que el mundo sepa que amo al Padre, hago lo que el Padre me mandó hacer. «Levántate, vamos de aquí.
La Biblia dice que estas señales seguirán a los que creen: los que creen en el evangelio de Jesucristo y en su mensaje de redención. Estas señales son el fruto del Espíritu Santo que habita en nosotros y nos capacita para hacer grandes cosas. Debemos orar para que el Espíritu Santo siga obrando en nosotros de esta manera.