La Biblia habla mucho acerca de las dadivas y dones que provienen de Dios. Él es el fuente de todo don perfecto y es capaz de proveer de manera abundante y perfecta para todos sus hijos. Dios nos ha dado muchos dones, algunos de los cuales son naturales y otros sobrenaturales. Sin embargo, todos estos dones provienen de la misma fuente, que es Dios mismo. Él es el único que puede llenar nuestras necesidades de manera perfecta.
Qué quiere decir toda buena dádiva
Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación. Por su voluntad nosotros somos engendrados en Cristo Jesús para obras buenas, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Santiago 1:17-18).
La Biblia enseña que todas las cosas buenas que recibimos vienen de Dios. Esto incluye nuestra vida, nuestra capacidad para hacer el bien, y todas las bendiciones que disfrutamos. Dios es quien nos da todo lo que necesitamos para vivir una vida abundante y significativa.
Todo lo que Dios nos da es un don, y debemos estar agradecidos por todo. Debemos usar sus dones para hacer el bien y glorificarlo. No podemos tomar crédito por lo que él hace en nuestras vidas. Toda la gloria y todo el honor deben ir a él.
Donde dice toda buena dádiva y todo don perfecto
Siendo así, toda buena dádiva y todo don perfecto provienen de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay variación ni sombra de cambio.
Por su voluntad nos ha hecho nacer mediante la palabra de verdad, para que seamos como primicias de sus criaturas.
Esto es, toda buena dádiva y todo don perfecto, proceden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay variación ni sombra de cambio.
La voluntad de Dios es que nosotros seamos como él, y para ello nos ha hecho nacer mediante su palabra de verdad.
Somos como primicias de sus criaturas, y por tanto, toda buena dádiva y todo don perfecto nos provienen de Dios.
Qué dice en Santiago 1 17
Santiago 1:17 dice: «Todo don perfecto viene de lo alto, descendiendo del Padre de las luces, en el cual no hay cambio ni sombra de variación».
El versículo comienza con la afirmación de que «todo don perfecto viene de lo alto». Esto significa que todos los buenos dones que recibimos provienen de Dios. Él es el «Padre de las luces», lo que significa que es la fuente de toda luz y verdad. En él, «no hay cambio ni sombra de variación», lo que significa que Dios es eterno e inmutable. Esta es una de las muchas razones por las que podemos confiar en él.
¿Quién dijo Señor ten compasion de ti?
En la Biblia, el Señor tenía compasión de muchas personas y ayudaba a sanarlas. Jesús era especialmente compasivo con los niños, los enfermos, los pobres y los marginados. Él también llamó a sus seguidores a tener compasión de los demás, especialmente de los que estaban sufriendo.
El Señor es compasivo con todos, pero es especialmente compasivo con los que sufren. En Mateo 14:14, leemos que Jesús tenía compasión de las multitudes y sanó a sus enfermos. En Mateo 15:32, leemos que Jesús tenía compasión de los que estaban hambrientos y los alimentó.
En Mateo 18:33, Jesús llamó a Pedro para que perdonara a su hermano, diciendo: «Ten compasión de tu hermano, así como yo he tenido compasión de ti». Jesús también dijo que debemos tener compasión de los demás, especialmente de los que están sufriendo.
En Mateo 25:40, Jesús dijo: «De cierto les digo, en cuanto lo hicieron a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicieron». Jesús enseñó que debemos amar a nuestros hermanos y tener compasión de ellos, porque él los ama y los tiene compasión.
En Lucas 6:36, Jesús dijo: «Sigan amando a sus enemigos y haciendo el bien». Jesús enseñó que debemos amar a nuestros enemigos y tener compasión de ellos, porque él los ama y los tiene compasión.
En Lucas 7:13, leemos que Jesús tenía compasión de una viuda que lloraba a su hijo muerto. Jesús resucitó al niño de la viuda y la consoló.
En Lucas 10:33, Jesús dijo: «Ve y haz lo mismo». Jesús llamó a sus seguidores a tener compasión de los demás, especialmente de los que están sufriendo.
En Juan 3:17, Jesús dijo: «Porque Dios envió a su Hijo al mundo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él». Jesús vino al mundo para salvarnos, porque nos ama y tiene compasión de nosotros.
En Juan 11:35, Jesús lloró por Lazarus, quien estaba muerto. Jesús tenía compasión de la familia de Lazarus y de todos los que estaban llorando su muerte.
En Juan 13:34, Jesús dijo: «Este mandamiento nuevo les doy: que se amen unos a otros. Como yo los he amado, así también ustedes deben amarse unos a otros». Jesús enseñó que debemos amarnos los unos a los otros y tener compasión unos de otros, porque él nos ama y nos tiene compasión.
En Juan 15:13, Jesús dijo: «El mayor mandamiento nuevo es que nos amemos los unos a los otros. Como yo los he amado, así también ustedes deben amarse unos a otros». Jesús enseñó que debemos amarnos los unos a los otros y tener compasión unos de otros, porque él nos ama y nos tiene compasión.
En Juan 19:26, leemos que Jesús tenía compasión de su madre, María, y de su amigo, Juan. Jesús estaba a punto de morir, pero antes de morir, él cuidó de su madre y de su amigo.
En Hechos 9:36, leemos que Tabitá tenía compasión de los pobres. Tabitá ayudaba a los pobres y a los necesitados.
En Hechos 10:2, Cornelio tenía compasión de los pobres y ayudaba a los necesitados. Cornelio era un hombre bueno y compasivo.
En Hechos 24:16, Pablo dijo: «Por esta razón procuro siempre tener una conciencia limpia ante Dios y ante los hombres». Pablo era un hombre justo y compasivo.
En 1 Corintios 12:25-26, Pablo dijo: «Hay que hacer el bien a todos, especialmente a los de la familia de la fe». Pablo enseñó que debemos tener compasión de todos, especialmente de los que son de la familia de la fe.
En Gálatas 6:2, Pablo dijo: «Ayúdense unos a otros a cargar con sus cargas». Pablo enseñó que debemos ayudar a los demás y tener compasión de ellos, porque todos estamos cargando con nuestras propias cargas.
En Efesios 4:32, Pablo dijo: «Antes, sed compasivos unos con otros, perdonándoos unos a otros, como Dios os perdonó a vosotros en Cristo». Pablo enseñó que debemos ser compasivos unos con otros y perdonarnos unos a otros, porque Dios nos perdonó en Cristo.
En Colosenses 3:12, Pablo dijo: «Por lo tanto, así como el elegido de Dios ustedes, hagan ustedes también misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia». Pablo enseñó que debemos hacer misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia, porque Dios es misericordioso, bondadoso, humilde, manso y paciente con nosotros.
En 1 Pedro 3:8, Pedro dijo: «Finalmente, sed todos de un mismo sentir; compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables». Pedro enseñó que debemos ser compasivos, amorosos, misericordiosos y amigables unos con otros, porque Dios es compasivo, amoroso, misericordioso y amigable con nosotros.
En 1 Juan 3:17, Juan dijo: «Pero si alguno tiene el mundo y ve a su hermano necesitado, y le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá la misericordia de Dios en él?». Juan enseñó que debemos tener compasión de los necesitados, porque Dios es misericordioso con nosotros.
La Biblia enseña que debemos tener compasión de los demás, especialmente de los que están sufriendo. Debemos amar a nuestros hermanos y tener compasión unos de otros, porque Dios nos ama y nos tiene compasión.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)