Sobre esta Roca Edificare mi Iglesia

Desde los tiempos de Jesucristo, la Iglesia ha sido edificada sobre la Roca. Jesús mismo pronunció estas palabras: “Todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:18-20). La Roca sobre la cual Jesús edificó Su Iglesia es la verdad. En un mundo lleno de engaño, la Iglesia de Jesucristo es la única que permanece firme sobre la Roca de la verdad.

Qué significa sobre Está roca edificaré mi Iglesia

Jesús le dijo a Pedro: «En verdad te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18

Esta es una de las Escrituras más conocidas de la Biblia, y con frecuencia se la cita como la base de la enseñanza de Jesús acerca de la Iglesia. Pero, ¿qué significa esta Escritura realmente? ¿Qué quiso Jesús decir con estas palabras?

En primer lugar, es importante tener en cuenta el contexto de estas palabras. Jesús acababa de preguntar a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que soy yo?» (Mateo 16:13). Los discípulos respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas» (v. 14).

Jesús les preguntó a continuación: «Pero vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (v. 15). Pedro respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo» (v. 16).

Jesús le dijo entonces a Pedro: «Bienaventurado eres, Simón Bar-Jona, porque no te ha revelado esto carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (v. 17).

Jesús prosiguió diciendo: «Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (v. 18).

Así, en el contexto de estas palabras, Jesús estaba hablando de Su propia identidad. Él le dijo a Pedro que él (Jesús) era el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Y luego, en el versículo 18, Jesús habló de lo que Su iglesia sería. Él dijo: «Y sobre esta roca edificaré mi iglesia».

Entonces, ¿qué significa esto? ¿Qué es esta «roca» sobre la cual Jesús dijo que edificaría Su iglesia?

La «roca» a la que Jesús se refería era Pedro mismo. Jesús le dijo a Pedro: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia» (Mateo 16:18).

Jesús estaba diciendo que Pedro era la «roca» sobre la cual Él edificaría Su iglesia. Jesús le dijo a Pedro que él era la «piedra» sobre la cual Él edificaría Su iglesia. De hecho, la palabra «petra» en griego puede significar tanto «roca» como «piedra». Así que Jesús estaba diciendo que Pedro era la «roca» o la «piedra» sobre la cual Él edificaría Su iglesia.

Esto es muy importante de entender. Jesús no dijo que sobre una piedra edificaría Su iglesia. Él dijo que sobre Pedro edificaría Su iglesia. Pedro era un hombre, no una piedra. Y Jesús dijo que Él edificaría Su iglesia sobre Pedro. Así que Pedro es la base de la Iglesia.

Pedro mismo lo confirmó más tarde, cuando escribió: «Así también vosotros, considerad a Jesús, el Cristo, como a la piedra angular, escogida por Dios y preciosa» (1 Pedro 2:6).

Pedro dijo que Jesús es la «piedra angular» de la Iglesia. La palabra «angular» aquí es la misma palabra griega que se traduce como «piedra». Así que Pedro dijo que Jesús es la «piedra» sobre la cual se edifica la Iglesia.

De hecho, Pedro mismo era una «piedra» sobre la cual se edificaba la Iglesia. Pedro dijo: «Por medio de él [Jesús] nosotros también, siendo unos pocos que creemos, somos hechos hijos de Dios» (1 Juan 5:1).

Pedro dijo que los creyentes son «piedras» sobre las cuales se edifica la Iglesia. Y él mismo era una de esas «piedras».

Así que, en suma, la «roca» sobre la cual Jesús dijo que edificaría Su iglesia era Pedro. Pedro era la «roca» sobre la cual Jesús iba a edificar Su iglesia. Y Pedro mismo lo confirmó más tarde. Pedro era una «piedra» sobre la cual se edificaba la Iglesia.

Que explica Mateo 16 18

Mateo 16:18 explica que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Jesús le dijo a Pedro: «Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Jesús está diciendo que él es la roca sobre la cual se edificará su iglesia, y que nada ni nadie podrá destruirla. Esta es una promesa de que la iglesia de Jesús será eterna.

Quién es la piedra de la iglesia

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están por toda la Acaya:

Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación,

que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, mediante la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios.

Porque de tal manera el amor de Cristo nos impulsa, habiendo llegado a esto: que, si uno por causa de Cristo padece tribulación, consuele también a los demás en toda clase de tribulación, que padecen.

Y sabéis muy bien vosotros mismos, los que sois consolados por nosotros, cuán afligidos estábamos antes, cuando estábamos en Filipos, aunque sabéis bien también que nos vimos rodeados de mucha confianza,

y que luchamos contra adversidades exteriores, tanto de parte de los judíos como de parte de los gentiles, que nos perseguían a nosotros;

y aun dentro de nosotros mismos, estábamos sin ayuda alguna, mientras que tuvimos que luchar contra adversidades,

no teniendo ayuda alguna de ninguno, sino de parte de Dios mismo, que nos da su ayuda por medio de nuestro apóstol Pablo.

Así que, gracias a él, hemos sido animados muchas veces, y aunque tenemos tanta confianza en nuestra propia consolación, aún mucho más abundante es nuestra alegría por causa de nuestro apóstol,

por cuanto al recibir de parte de él este mandamiento de parte del Señor Jesús, hemos sido animados.

No obstante, en cuanto a vosotros, hermanos, aunque os hemos hablado abundante y confiadamente de parte del apóstol Pablo, os rogamos, por amor de nuestro Señor Jesús, que hagáis lo mismo que él hizo en cuanto a vosotros.

Que de la manera que él os hizo partícipes de nuestra gracia, así hagáis vosotros también partícipes de nuestra tribulación.

Porque cuando estoy con vosotros, no quiero que ignoréis que tuve que enviar a Tito a vosotros, después que me aparté de vosotros, para que, de la misma manera que él me había comenzado a consolar, también vosotros os consolarais a vosotros mismos.

Y en cuanto a nuestra confianza, os rogamos, hermanos, que hagáis evidente al Señor nuestra alegría, para que, como dijimos antes, no os veamos como insatisfechos, para que nuestra tribulación no sea en vano.

Porque, si vosotros estáis alegres, entonces nosotros, aunque estemos afligidos, somos animados a vivir.

Y si vosotros estáis en necesidad, también nosotros somos animados a vivir.

Porque os escribimos esto, para que nuestra alegría sea cumplida en vosotros.

Por tanto, hermanos, cuando os veo afligidos, animado estoy a vivir, si también vosotros estáis animados a vivir.

Y estoy plenamente seguro de que, aunque estéis afligidos por un tiempo, Dios, que es nuestro Padre, consolará y animará vuestros corazones, por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos los unos con los otros, de manera que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer.

Y hermano Pablo me ha escrito con esta misma solicitud, según la buena voluntad que tiene de vosotros,

porque hay entre vosotros disensiones, y en parte lo creo.

Porque es necesario que entre vosotros haya disensiones, para que también los que son probados se hagan manifiestos entre vosotros.

Pero cuando estéis unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer, no habrá nada malo en esto.

Porque también, cuando me fue enviado a vosotros por parte de los hermanos, aunque llevaba consigo una carta, no fui con exigencias de grandes cosas de parte de los que están allí.

Porque decidí no saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a este crucificado.

Y vino a mí esta palabra del Señor: Yo no te he enviado a bautizar, sino a predicar el evangelio;

y no está bien que tú seas quien exija grandes cosas de los que te han enviado.

Así que, en cuanto a las grandes cosas, no os he exigido nada; y ni aun Tito, que está conmigo, os he exigido nada;

pero, como soy astuto, os he cautivado por medio del engaño.

¿Acaso he abusado de alguno de vosotros por medio de alguno de los que he enviado a vosotros?

He rogado a Tito, y con él he enviado al hermano.

¿Acaso Tito os ha defraudado en algo? ¿No hemos andado nosotros en el mismo Espíritu, en el mismo paso?

¿No habéis sido testigos de cómo nos hemos conducido en toda manera con todos vosotros, para vuestro provecho?

Y os rogamos, hermanos, que os acordéis de nuestros trabajos y fatigas, pues anhelamos noche y día servir delante de vosotros, predicando el evangelio de Dios.

¡Oh, vosotros, hombres corintios! ¿Nos habéis hecho olvidar nuestra tribulación, las muchas pruebas que hemos pasado?

¿Nuestras fuerzas no han sido suficientes para esto, para que, siendo tan impíos, hayáis sido testigos de nuestra obediencia?

Y en todo esto, aunque fuimos reprobados, fuimos como nada;

como si esto fuera cosa fácil para nosotros, mientras que en realidad os habíamos puesto toda nuestra alma a disposición, para que, en cuanto a vosotros, no fuerais como en una prueba, sino como en una ocasión de gloria.

Porque podríamos haberos impuesto nuestra autoridad, como los apóstoles de Cristo lo hicieron con las iglesias,

pero nos abstuvimos de hacerlo; antes bien, nos hicimos humildes entre vosotros, como si fuéramos esclavos.

¡Oh, tanto grité, tanto insté!

¿Qué significa construir sobre la roca?

Jesús dijo: «Por esto, todo el que me oye y hace lo que digo, es como un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y dieron contra esa casa. Pero no se derrumbó, porque estaba fundada sobre la roca»

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Al contrario, el que me oye y no hace lo que digo, es como un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos, dieron contra esa casa y se derrumbó. Y fue grande su ruina»

Mateo 7:24-27

Jesús enseña aquí una gran verdad en cuanto a la construcción de nuestras vidas. Debemos estar seguros de que nuestra vida está construida sobre la roca, que es Jesucristo. Él es la única verdadera roca sobre la que podemos construir nuestra vida. Si nuestra vida está construida sobre cualquier otra cosa, se derrumbará.

Jesús es la roca de nuestra salvación. Él es el único que puede sostenernos en los tiempos difíciles. Debemos anclar nuestra vida a Jesús, y él nos sostendrá en todas las tormentas de la vida. Si nuestra vida no está construida sobre Jesús, se derrumbará. No importa lo fuerte que parezca nuestra vida, si no está construida sobre Jesús, no podrá sostenerse en los tiempos difíciles.

Jesús es la única esperanza para nuestra vida. Él es el único que nos puede dar una vida eterna. Debemos anclar nuestra vida a Jesús, y él nos dará una vida eterna. Si nuestra vida no está construida sobre Jesús, se derrumbará. No importa lo fuerte que parezca nuestra vida, si no está construida sobre Jesús, no podrá sostenerse en los tiempos difíciles.

En Mateo 16:18, Jesús le dijo a Pedro: «Y tú, sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella». Jesús estableció Su iglesia sobre la roca de Pedro, y esta iglesia es la única que tiene la autoridad de Jesús.

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