El salmo 91 es un canto de alabanza a Dios como nuestro pastor. En este salmo, el pueblo de Israel reconoce a Dios como el que nos guía y protege, y nos anima a confiar en él en todo momento. El salmo nos enseña que Dios está siempre presente en nuestras vidas y que nos ama incondicionalmente. Nos invita a acercarnos a él con confianza, ya que él es nuestro protector.
Qué dice el Salmo 91 completo
«¡Qué hermoso es habitar los hermanos juntos!» Salmo 133:1
¿Qué hay de más hermoso que habitar los hermanos juntos en armonía? El Salmo 133:1 nos invita a reflexionar sobre la belleza de la unidad. Y, como dice el versículo 3, «es como el aceite precioso que desciende de la cabellera de Aarón hasta la punta de su barba», la unidad es refrescante y llena de vida.
El Salmo 133 comienza con una invitación a la alegría: «¡Canten alegres al Señor, habitantes de toda la tierra!» (v. 3). Dios habita en medio de su pueblo, y esto es motivo de celebración. Luego, el salmo continúa describiendo la armonía de la unidad: «Es como el aceite precioso que desciende de la cabellera de Aarón hasta la punta de su barba. Es como el rocío que cae sobre las montañas de Hermón, que desciende sobre los cerros de Zion. Así es el Señor, que hace justicia y defiende a todos los oprimidos de su pueblo» (vv. 2-3).
Aunque el contexto inmediato del Salmo 133 es la alegría de la unidad, también nos habla de la justicia de Dios. Dios no solo habita en medio de su pueblo, sino que también defiende a los oprimidos. Esto es un llamado a todos los cristianos a luchar contra la injusticia, a ser defensores de los oprimidos.
El Salmo 133 es un salmo de alegría y de esperanza. Alegría porque Dios habita en medio de su pueblo, y esperanza porque Dios nos llama a luchar contra la injusticia. Es un llamado a todos los cristianos a vivir en unidad y a trabajar por la justicia.
Cómo es la oración el Señor es mi pastor
El Señor es mi pastor; nada me faltará. En verdes praderas me hace descansar; junto a tranquilas aguas me conduce. Conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, por amor de su nombre. Aunque camine en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen. Preparas una mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; unges mi cabeza con aceite; mi copa rebosa. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días.
Como dice el Salmo El Señor es mi pastor
«El Señor es mi pastor; nada me falta. En verdes pastos me hace descansar; junto a tranquilas aguas me conduce. Me devuelve el aliento; me guía por senderos justos, por amor a su nombre. Aunque camine en valle de sombra de muerte, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume; mi copa está llena hasta rebosar. Tu misericordia y tu fidelidad me acompañan siempre. Me rodearán por siempre tu amor y tu verdad.»
Salmos 23:1-6
¿Qué significa el Salmo 23 Jehová es mi pastor?
El Salmo 23 es uno de los salmos más conocidos de la Biblia. Comienza con las palabras «Jehová es mi pastor», y estas mismas palabras son la base de muchas canciones y himnos cristianos. El Salmo 23 habla de la protección y el cuidado que Dios proporciona a su pueblo. El salmista habla de cómo Dios lo guía y lo protege, incluso en las situaciones más difíciles. El salmo también habla de la paz y la felicidad que se encuentran en el seguimiento de Dios. Estas son algunas de las maneras en que Dios cuida de nosotros:
Jehová es nuestro pastor – Dios es nuestro guía y cuida de nosotros. Él nos lleva a lugares de pasto verde y nos da descanso. Dios también nos protege de nuestros enemigos y nos da fuerza en nuestras dificultades.
Jehová es nuestra luz – Dios nos guía en nuestra vida. Él nos da esperanza y nos muestra el camino a seguir.
Jehová es nuestra fortaleza – Dios nos da fuerza para enfrentar nuestros problemas. Él nos protege de nuestros enemigos y nos da paz.
Jehová es nuestro Salvador – Dios nos salva de nuestros pecados. Él nos da vida eterna y nos promete un lugar en su reino.
El Señor es mi pastor, y nada me faltará. En verdes pastos me ha puesto a descansar, y junto a tranquilas aguas me ha dado reposo. Me ha devuelto el aliento y me ha guiado por el camino correcto.
Aunque camine por el valle de la muerte, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen. Me dan seguridad.
Delante de mí tienes preparada una mesa, en presencia de mis enemigos. Me has ungido la cabeza con aceite, y mi copa rebosa.
Pero tu bondad y tu misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y volveré a tu casa para siempre.