Salmo 35 Biblia Católica Dios Habla Hoy

El Salmo 35 es una oración de David en la que le pide a Dios que libere de sus enemigos. David siente que sus enemigos lo atacan sin motivo y le pide a Dios que los castigue. En el Salmo 35, David también pide a Dios que proteja a su pueblo de los enemigos.

Qué salmo para pedir ayuda a Dios


Salmo 46:
«Dios es nuestro amparo y nuestra fuerza,
Un socorro siempre dispuesto en las angustias.
Por eso no temeremos, aunque se derrumben
los montes en el corazón del mar,
Aunque bramen y se turben sus aguas,
y se estremezcan los montes ante su furia. Selah

Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios,
El santuario más hermoso del Altísimo.
Dios está en medio de ella, no podrá tambalearse;
Dios la socorrerá al amanecer. Selah

Gritaron los pueblos, tambaleáronse los reinos,
Él alzó su voz, se derritieron los montes.
Se derramaron sus aguas, se alzaron los abismos,
ante la amenaza de sus torbellinos. Selah

Del cielo salió su voz, la tierra se estremeció,
El Señor hizo conocer su poder,
Su brazo estableció su dominio. Selah

La morada de Dios está en medio de ella,
Dios la socorrerá al amanecer. Selah»

Qué significa Salmos 35

Salmos 35 es un salmo de David que habla sobre cómo él luchó contra sus enemigos. David ora a Dios para que él y su pueblo sean protegidos de sus enemigos, y pide a Dios que castigue a sus enemigos por todo el mal que han hecho. David cree que Dios es justo, y que si él ora a Dios, Dios lo ayudará en su lucha.

En este salmo, David pide a Dios que proteja a su pueblo de los enemigos que los amenazan. David sabe que los enemigos son fuertes y poderosos, pero él confía en que Dios es más fuerte y poderoso. David pide a Dios que castigue a sus enemigos, y que los destruya por todo el mal que han hecho. David cree que Dios es justo, y que si él ora a Dios, Dios lo ayudará en su lucha.

Cómo pedir la ayuda de Dios

«Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo para pedirme cualquier cosa, se la daré. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»

En Mateo 18:19-20, Jesús nos asegura que cuando nos unimos para pedirle algo en oración, Él estará allí para responder. Debemos acercarnos a Dios en medio de nuestra necesidad, y pedirle ayuda. Aunque a veces nuestras necesidades parezcan insignificantes o incluso egoístas, Dios nos ama y quiere responder a nuestras peticiones. Debemos orar con fe, esperando que Dios actuará de acuerdo a su voluntad y para nuestro bien.

La Biblia no solo nos dice que debemos orar, sino también cómo orar. En Mateo 6:9-13, Jesús nos enseña la oración que conocemos como el «Padrenuestro». En esta oración, aprendemos a reconocer quién es Dios, alabarlo por su grandeza, pedirle perdón por nuestros pecados, pedirle ayuda para vivir de acuerdo a su voluntad, y confiar en que Él proveerá todas nuestras necesidades. Esta oración es un modelo para nuestra propia oración, y nos ayuda a enfocarnos en lo que es verdaderamente importante.

Al orar, debemos tener cuidado de no caer en el pecado de la duda. Mateo 21:21-22 nos enseña que cuando oramos, debemos creer que Dios nos responderá, de lo contrario, nuestra oración no será respondida. La duda puede ser un obstáculo para la respuesta de Dios, pero podemos confiar en su promesa de responder a nuestras oraciones.

En Filipenses 4:6-7, Pablo nos enseña que debemos orar con gratitud. Debemos dar gracias a Dios, incluso cuando no entendamos por qué las cosas suceden de cierta manera. Debemos reconocer que Dios es bueno y que siempre tiene un propósito para nosotros, aunque a veces es difícil de ver.

En 1 Juan 5:14-15, Juan nos enseña que cuando oramos, debemos pedirle conforme a la voluntad de Dios. A veces, nuestras oraciones no son respondidas de inmediato, o incluso de la manera en que esperábamos. Esto puede ser porque nuestra petición no está de acuerdo con la voluntad de Dios. No debemos desesperarnos, sino que debemos seguir confiando en que Dios tiene un plan para nosotros.

En conclusion, la Biblia nos enseña que debemos orar a Dios en todo momento, reconociendo quién es Él, dándole gracias, pidiéndole ayuda, y buscando su voluntad. Debemos orar con fe, esperando que Dios nos responderá conforme a su voluntad.

«Oh, Dios mío, sálvame;
oh, Jehová, líbrame de mis enemigos.

Echa tu mano en mi y sálvame;
líbrame de mis enemigos y de mis perseguidores.»

El Salmo 35 nos llama a clamar a Dios en nuestras luchas contra nuestros enemigos. Nos pide que busquemos su ayuda para que podamos ser librados de ellos. También nos recuerda que Dios es nuestro Salvador y nuestro protector, y que nosotros debemos confiar en él.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba