Salmo 27 de la Biblia Católica

El Salmo 27 es uno de los salmos más conocidos de la Biblia Católica. El salmo es un canto de confianza en Dios, en medio de la adversidad. El salmista reconoce que Dios es su fortaleza y su protector, y que nada ni nadie puede separarlo de su amor. El salmo es una oración muy popular entre los católicos, y se recita con frecuencia en las misas y las oraciones.

Qué dice el Salmo 27 de la Biblia

La Biblia dice en el Salmo 27: «El Señor es mi luz y mi salvación, a quien temeré, el Señor es la fortaleza de mi vida, a quien he de temer. Cuando malvados me rodean para devorarme, mis enemigos y mis adversarios me atacan, no temeré. Aunque guerra se levante contra mí, en esto confiaré. Uno pedirá ayuda contra otro, y contra el hombre para defenderse. Cuando caiga yo, el Señor me levantará, cuando esté yo en tinieblas, la luz del Señor me resplandecerá. Esperaré en el Señor, esperaré en su palabra, esperaré en el Señor. Escucha mi voz, cuando clamo, ten misericordia de mí, y respóndeme. Mi corazón dice de ti: “Buscaré tu rostro”; tu rostro, Señor, buscaré. No me escondas tu rostro, no rechaces con enojo a tu siervo, tú que eres mi ayuda, no me abandonas ni me desamparas, Dios de mi salvación. Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recogerá. Enséñame tu camino, Señor, y guíame por una senda de rectitud a causa de mis enemigos. No me entregues en manos de mis enemigos, porque se levantaron contra mí testigos falsos, y respiran odio. Si no hubiera esperado en el Señor, ya habría perecido. Esperé en tu palabra, y me salvaste, y me pusiste al abrigo de las alas de las aves. Me sustentaste de la roca escarpada, y me pusiste a salvo. Mi cabeza está levantada sobre mis enemigos que me rodean, y sacrificaré en tu casa sacrificios con voces de júbilo, cantaré y alabaré al Señor».

Qué dice el Salmo 28 de la biblia catolica

Salmo 28
1 Al Señor elevo mi voz;
a mi roca, a quien tengo por socorro,
elevo mis ojos.
2 Cuando me acerco a él,
no me tengo por digno
de mirarlo en las alturas,
y con los ojos de mi corazón lo busco.
3 Si me alejo de él,
¿quién me librará de este terror tan grande?
4 Me sobrecoge la muerte,
y el sepulcro me asalta.
5 Hundo mis miradas en la tierra,
y me sofoco porque todo el día
ando a tientas.
6 Descansados están, Señor,
los que en vos ponen su esperanza
y no son confundidos.

Qué dice el Salmo 26 de la biblia catolica

Salmo 26

1. Declaro innnocentemente,
y espero en el Señor;
no caeré jamás. 2. Examina,
oh Jehová,
y prueba mi corazón;
tópame por la noche,
y sábreme por la mañana; 3. porque está firme mi apego,
y no me apartaré de ti. 4. Mejor me es andar en la oscuridad,
que en la luz;
más amargo es para mí el andar en la luz,
que en la oscuridad. 5. Me lavaré,
oh Jehová,
de toda mi iniquidad,
y limpiaré de mi culpa mis manos. 6. Te rodearé,
y te alabaré;
meditaré en tus maravillas. 7. Daré gracias al Señor con todo mi corazón,
y hablaré de todas tus maravillas. 8. Me alegraré,
y me regocijaré en ti;
cantaré alabanzas a tu nombre,
Altísimo. 9. Cuando mis enemigos sean echados atrás,
y perezcan de delante de ti, 10. me rodearás de gozo;
me alegraré en ti,
y cantaré alabanzas a tu nombre,
Altísimo.

¿Cuáles son los salmos de la biblia catolica?

La Biblia católica contiene 150 salmos, que son cantos de alabanza, acción de gracias y súplica a Dios. Estos salmos fueron escritos por un grupo de autores, incluyendo a reyes, profetas, sacerdotes y algunos anónimos. La mayoría de los salmos están dirigidos a Dios, y tratan de temas como la justicia de Dios, su misericordia, nuestra necesidad de Dios y el peligro de alejarnos de él. Algunos salmos también se pueden usar para orar por otros, como el Salmo 23, que se usa a menudo para orar por aquellos que están enfermos.

El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién me temeré? Cuando malvados, armados de espadas, acechan mis días, para devorar mis carnes; cuando mis enemigos y mis adversarios me atacan, ellos mismos tropezarán y caerán. Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no temerá; aunque guerra se levante contra mí, estaré confiado. Una cosa he pedido al Señor, eso mismo buscaré: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la belleza del Señor y visitar su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo secreto de su morada; me pondrá en lo alto de una roca. Y ahora será exaltado mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y sacrificaré en su tabernáculo cantos de acción de gracias; cantaré, yo, al Señor. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿de quién me temeré? Cuando malvados, armados de espadas, acechan mis días, para devorar mis carnes; cuando mis enemigos y mis adversarios me atacan, ellos mismos tropezarán y caerán. Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no temerá; aunque guerra se levante contra mí, estaré confiado. Una cosa he pedido al Señor, eso mismo buscaré: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la belleza del Señor y visitar su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo secreto de su morada; me pondrá en lo alto de una roca. Y ahora será exaltado mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y sacrificaré en su tabernáculo cantos de acción de gracias; cantaré, yo, al Señor. El Salmo 27 nos dice que debemos confiar en el Señor en todo momento, ya que él es nuestra luz y nuestra salvación. Debemos buscar habitar en su casa y servirlo con fidelidad, pues él nos protegerá de nuestros enemigos. Al final, estaremos exaltados sobre ellos y podremos cantar cantos de acción de gracias a nuestro Señor.

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