Desde el momento en que Jesús fue sentenciado a morir en la cruz, él no caminó solo. En varias ocasiones, la Biblia nos da un vistazo a las personas que estuvieron a su lado durante su dolorosa marcha a la crucifixión. Aunque Jesús podría haber llevado su cruz solo, Dios usó a otros para ayudarlo en su momento de necesidad.
Quién le dio agua a Jesús cuando llevaba la cruz
En la Biblia, se menciona que un hombre llamado Simón de Cirene ayudó a Jesús a llevar su cruz (Marcos 15:21). La cruz era una pesada estructura de madera que se utilizaba para ejecutar a los criminales. Jesús fue condenado a muerte y crucificado.
Simón de Cirene era un hombre que vivía en el norte de África y viajaba a Jerusalén para adorar en el templo. Era un hombre rico y respetado. Se dice que era padre de Alexander y Rufus (Marcos 15:21).
La Biblia no menciona qué le hizo cambiar de opinión, pero Simón de Cirene terminó ayudando a Jesús a llevar la cruz hasta el lugar de la crucifixión. Esto significaba que Simón tenía que cargar la cruz de Jesús detrás de él mientras lo llevaban a la crucifixión.
Después de que Jesús fue crucificado, Simón de Cirene regresó a su casa. La Biblia no nos dice nada más sobre él.
Simón de Cirene nos enseña una lección importante: a veces Dios nos llama a hacer algo que no queríamos hacer. Pero si somos obedientes, Dios usará nuestras vidas de una manera que nunca podríamos imaginar.
Quién era Alejandro y Rufo en la Biblia
Alejandro era uno de los siete diáconos mencionados en Hechos 6:5. Era un helenista, es decir, un judío que habitaba en el territorio de Grecia y que hablaba griego. En Hechos 19:33-34, se le menciona que él y Rufo eran de la ciudad de Beréa.
Rufo era un cristiano mencionado en Hechos 11:20 y Romanos 16:13. Era un helenista, es decir, un judío que habitaba en el territorio de Grecia y que hablaba griego. No se sabe mucho más sobre él.
Qué le dijo el centurión a Jesús
El centurión, al ver lo sucedido, glorificó a Dios diciendo: “Verdaderamente este hombre era justo”. Y toda la multitud que se había reunido para este espectáculo, al ver lo sucedido, se dolía de él. Los soldados, por su parte, rompieron las piernas al primer hombre y al otro que había sido crucificado junto a Jesús. Pero como llegó a Jesús y comprobó que ya había muerto, no le rompió las piernas, sino que uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al momento brotó sangre y agua. El que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es válido; él sabe que ha dicho la verdad, a fin de que ustedes también crean. Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: “No le quebrarán ningún hueso”. Y también otra Escritura dice: “Verán al Hijo del hombre, y lo verán como un hombre que está sentado a la diestra del poder de Dios”.
La Biblia no especifica quién ayudó a Jesús a llevar su cruz, pero podemos inferir que fue uno de sus seguidores. Jesús estaba muy débil por el dolor y la pérdida de sangre, por lo que necesitaba ayuda para caminar. Esto nos muestra la bondad y la misericordia de Jesús, incluso en el momento de su muerte, él estaba dispuesto a ayudar a aquellos que lo necesitaban.