Desde los tiempos antiguos, el diezmo y las ofrendas han sido una parte importante de la adoración y la vida religiosa. En la Biblia, vemos que los israelitas eran obligados a dar un diezmo de todo lo que poseían a Dios, y esto se utilizaba para mantener el tabernáculo y para ayudar a los levitas y a los extranjeros. También vemos que los cristianos son llamados a dar diezmos y ofrendas, y esto es para mantener la iglesia y para ayudar a los necesitados. Aunque el diezmo y las ofrendas son una parte importante de la vida religiosa, muchas veces nos olvidamos de orar por ellos. Esto es algo que debemos corregir, porque la Biblia nos enseña que debemos orar por todas las cosas.
Cómo realizar una oración para las ofrendas
En primer lugar, hay que tener en cuenta que toda oración debe dirigirse a Dios. No importa cuál sea el propósito de la oración, siempre debe dirigirse a nuestro Padre Celestial. En segundo lugar, debemos tener en cuenta que las ofrendas que hagamos deben ser de nuestra voluntad y no de una obligación. Debemos hacer ofrendas a Dios de todo lo que poseemos, tanto material como espiritualmente. Y en tercer lugar, hay que tener en cuenta que las ofrendas no solo deben ser materiales, sino también deben ser de nuestro tiempo y de nuestras oraciones.
Por lo tanto, cuando hagamos una oración para las ofrendas, debemos dirigirla a Dios, y hacerla de nuestra voluntad. Debemos ofrecerle todo lo que poseemos, tanto material como espiritualmente. Y debemos ser sinceros en nuestra oración, dándole gracias por todo lo que nos ha dado.
Qué versiculo puedo leer para las ofrendas
«El diezmo es del Señor, y de él es toda cosa» (Levítico 27:30).
«Ofrendad a Jehová conforme a vuestra prosperidad; conforme a la abundancia de vuestras rentas, ofrezcáis en toda ofrenda voluntaria. Conforme a lo que Jehová vuestro Dios os haya bendecido, así habéis de ofrecer» (Deuteronomio 16:17).
«Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos. Entonces serán llenos tus graneros con abundancia, y rebosarán tus lagares con mosto» (Proverbios 3:9-10).
«Ofrendad a Jehová, vosotros, los Reyes de la Tierra, ofrezcáis tributo; Postrados ante Jehová, adorad al Señor en la hermosura de la santidad. Tremed ante él, todos los moradores de la Tierra. Dijo entonces: Aclamaré, a Jehová, y fué exaltado» (Salmos 96:7-9).
«Ofrezcamos con gratitud sacrificios de alabanza, y proclamemos sus obras con júbilo. Os alegráis, porque Jehová hace maravillas; Cantad, a él, cantad salmos a nuestro Rey, Jehová» (Salmos 107:21-22, 31-32).
«Ofrezcamos sacrificios de alabanza, y proclamemos sus obras con júbilo. Alegrémonos en Jehová, porque él es nuestro Salvador; Cantad salmos a nuestro Rey, Jehová» (Isaías 12:4-5).
«Cantad a Jehová, porque ha hecho maravillas; Sea esto notorio en toda la Tierra. Cantad, a Jehová, aclamad su Nombre; Dad a conocer sus obras entre los pueblos. Cantad, a Jehová, bendecid su Nombre; Proclamad de día en día su salud. Contad a todos los pueblos su gloria; A todos los pueblos sus maravillas. Jehová es grande, y muy digno de alabanza; Temible es, sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, Pero Jehová hizo los cielos» (Salmos 96:3-5).
Cómo explicar los diezmos y ofrendas
En primer lugar, es importante entender qué son los diezmos y las ofrendas. Los diezmos son una porción del ingreso que se reserva para Dios y se usa para el mantenimiento de la iglesia y sus actividades. Las ofrendas son donaciones voluntarias que se hacen a la iglesia o a una persona en necesidad.
Hay diferentes opiniones acerca de cómo deberían usarse los diezmos y las ofrendas, pero la Biblia nos da algunos principios claros. En primer lugar, Dios nos dice que debemos reservar el diezmo para Él (Génesis 28:22, Malaquías 3:10). Esto significa que debemos apartar una porción de nuestro ingreso para dar a la iglesia y sus actividades. También debemos dar ofrendas voluntarias a aquellos que están en necesidad (Proverbios 3:9-10, Mateo 25:40).
Cuando se trata de diezmos y ofrendas, la clave es la actitud de nuestro corazón. Debemos dar de manera generosa y voluntaria, no porque nos obliguen o porque esperamos algo a cambio. Dios nos bendice cuando somos generosos, pero nuestra motivación debe ser glorificarlo y ayudar a los demás, no recibir una recompensa.
La Biblia enseña que debemos orar por nuestras ofrendas y diezmos. Debemos ser generosos con nuestras ofrendas y diezmos, ya que esto agrada a Dios. Dios quiere que seamos prosperados en todo, y esto incluye nuestras finanzas. Al orar por nuestras ofrendas y diezmos, estamos pidiéndole a Dios que nos bendiga y nos ayude a prosperar.