No Deis lo Santo a los Perros

¿Alguna vez has tenido la tentación de dar lo mejor de ti mismo a alguien que ni siquiera te merece? A todos nos ha pasado. Pero la Biblia nos advierte contra este peligroso acto.

En Mateo 7:6, Jesús nos dice: «No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas ante los cerdos, no sea que las pisoteen y se vuelvan para atacaros».

Jesús estaba hablando en general sobre la sabiduría de no desperdiciar nuestras cosas preciosas en aquellos que no las apreciarán. Pero también podemos aplicar esta enseñanza a nuestras relaciones personales.

A veces, podemos estar tan desesperados por obtener el amor y la aceptación de otra persona que estamos dispuestos a darles lo mejor de nosotros mismos, sin importar si realmente lo merecen.

Pero esto puede ser muy peligroso. Podemos terminar siendo lastimados o utilizados si no somos cuidadosos.

En lugar de eso, la Biblia nos dice que debemos reservar nuestro amor y nuestra aceptación para aquellos que realmente nos valoran y nos respetan. Debemos aprender a diferenciar entre aquellos que nos aman de verdad y aquellos que solo están intentando manipularnos o sacar provecho de nosotros.

Reservar nuestro amor y nuestra aceptación para aquellos que nos valoran y nos respetan nos ayudará a evitar mucho dolor y sufrimiento en nuestras vidas.

Qué dijo Jesús de los perros

En Mateo 15:21-28, Jesús hizo una distinción clara entre los seres humanos y los perros. Jesús estaba hablando con una mujer cananea cuando ella le dijo que sus hijos estaban sufriendo. Jesús respondió: «¿No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel?» La mujer cananea respondió: «Señor, ayúdame.» Jesús entonces dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros». En otras palabras, Jesús estaba diciendo que él no estaba enviado a los gentiles, sino a los judíos. Sin embargo, la mujer cananea insistió, diciendo: «Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Jesús entonces dijo: «¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase como deseas». Y desde ese momento, su hija quedó sanada.

En Mateo 15:21-28, Jesús hizo una distinción clara entre los seres humanos y los perros. Jesús estaba hablando con una mujer cananea cuando ella le dijo que sus hijos estaban sufriendo. Jesús respondió: «¿No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel?» La mujer cananea respondió: «Señor, ayúdame.» Jesús entonces dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros». En otras palabras, Jesús estaba diciendo que él no estaba enviado a los gentiles, sino a los judíos. Sin embargo, la mujer cananea insistió, diciendo: «Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Jesús entonces dijo: «¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase como deseas». Y desde ese momento, su hija quedó sanada.

Qué quiere decir No deis las perlas a los cerdos

Jesús dijo: «No deis las perlas a los cerdos, porque se las pisotearán y luego se volverán contra vosotros para destrozaros». (Mateo 7:6).

Los perros y los cerdos no son los mismos. Los perros son animales que pertenecen a nuestra familia y son amigables. En cambio, los cerdos son animales asquerosos que no pertenecen a nuestra familia. No queremos estar cerca de ellos.

Así que, ¿por qué Jesús dijo que no debemos darles nuestras perlas?

Las perlas son una cosa preciosa y valiosa. Son el resultado de mucho trabajo y cuidado.

Los cerdos, por otro lado, son animales que no tienen ningún valor. Solo sirven para comer y para producir estiércol. Y son muy poco cuidadosos.

Así que, cuando Jesús dijo que no debemos dar nuestras perlas a los cerdos, quiso decir que no debemos dar nuestras cosas preciosas a gente que no las cuidará.

No debemos dar nuestras cosas preciosas a gente que no las merece.

Qué dice la Biblia acerca del perro

La Biblia no dice mucho acerca de los perros, pero lo que dice es muy interesante. En general, los perros eran considerados animales impuros en la cultura bíblica. Esto se debe en parte a que los perros eran mucho más comunes en las ciudades que en el campo, y las ciudades eran lugares donde se reunían muchas personas de diferentes culturas. Como resultado, los perros a menudo eran testigos de crimenes, y también eran considerados como carnivoros. Aunque no se menciona explícitamente en la Biblia, es probable que los perros también fueran considerados como animales sucios debido a su hábito de lamerse. Sin embargo, a pesar de todos estos prejuicios, la Biblia también muestra que los perros pueden ser animales leales y amorosos. En una de las historias más conmovedoras de la Biblia, el profeta Elías es llevado al cielo en un carro de fuego, y su perro lo sigue hasta el final. Esta historia nos muestra que, aunque los perros no sean perfectos, pueden ser fieles hasta el final.

¿Qué dice en la Biblia Mateo 7 6?

«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, se os medirá. Entonces, ¿por qué miras la escaramuza que está en el ojo de tu hermano, y no eres consciente de la viga que está en el ojo tuyo? O ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Deja que saque la escaramuza de tu ojo’, y miras la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver claramente para sacar la escaramuza del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y, volviéndose, os despedacen.Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.Porque todo aquel que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? Si vosotros, pues, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?»

La Biblia enseña que debemos proteger lo que es santo. No debemos darlo a los perros, porque ellos no lo apreciarán. Esto es un llamado a cuidar nuestra relación con Dios y a no profanar su nombre.

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