En la Biblia, el Espíritu Santo es descrito como una fuerza activa en la vida de los creyentes. A menudo se representa como una paloma o fuego. En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo se levantó sobre Moisés y sobre los profetas cuando les dio poder para hablar y actuar en el nombre de Dios. En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo se derramó sobre los seguidores de Jesús en el día de Pentecostés. Desde entonces, el Espíritu Santo vive en los creyentes y les da poder para servir a Dios.
El Espíritu Santo produce frutos en la vida de los creyentes. Los frutos del Espíritu Santo son atributos que se desarrollan en la vida de una persona a medida que el Espíritu Santo la transforma. La Biblia dice que los frutos del Espíritu Santo son «amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, humildad ytemplanza» (Gálatas 5:22-23). Estos frutos se manifiestan en la forma en que vivimos y en la forma en que tratamos a los demás.
Los niños pueden cultivar los frutos del Espíritu Santo en sus vidas a medida que aprenden a seguir a Jesús. Aunque los niños no son perfectos, el Espíritu Santo puede usar a los niños para hacer el bien en el mundo. A medida que los niños aprenden a vivir de acuerdo con los frutos del Espíritu Santo, estarán más preparados para servir a Dios y a los demás.
Qué son los frutos del Espíritu Santo explicacion para niños
Los frutos del Espíritu Santo son cualidades que todas las personas que pertenecen a Cristo deben mostrar en su vida diaria. En Galatas 5:22-23, Pablo enumera estos frutos como: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Algunos de estos frutos, como el amor, la paz y la fe, son fáciles de entender. Pero, ¿qué significa exactamente «templanza»? La templanza es una de esas cualidades que nos ayuda a controlar nuestras emociones y deseos. Significa no dejarse llevar por la ira, el enojo o la frustración. También significa no comer en exceso, no beber en exceso, no gastar en exceso o no tener sexo fuera del matrimonio.
La templanza es una cualidad que nos ayuda a vivir de acuerdo a los principios de Dios y nos ayuda a tener self-control. Todos los frutos del Espíritu Santo son importantes, pero la templanza es especialmente importante para los cristianos porque nos ayuda a seguir los mandamientos de Dios.
Cómo enseñar a los niños sobre el Espíritu Santo
La manera más fácil de enseñarles a los niños sobre el Espíritu Santo es a través de la oración. Enseña a los niños a orar, y a pedirle al Espíritu Santo que los guíe y les dé sabiduría. Asegúrate de que comprendan que el Espíritu Santo es una persona, no una cosa, y que Él puede hablarles directamente. Enseña a los niños a buscar a Dios en todo, y a darle gracias por todo lo que reciben. Enséñales a escuchar lo que el Espíritu Santo les dice, y a seguir Sus instrucciones. Ayúdalos a comprender que el Espíritu Santo es un don de Dios, y que deben cuidarlo y protegerlo. Enseña a los niños a vivir de acuerdo a los principios de la Biblia, y a dejar que el Espíritu Santo les guíe en todo. Enséñales a ser testigos del amor de Dios, y a compartir el Evangelio con otros.
Cuántos y cuáles son los frutos
«Frutos» es el término que se usa en la Biblia para describir los beneficios o resultados de una acción, una actitud o una cualidad. La mayoría de las veces, el término se usa para describir los beneficios de una vida de fe y de las acciones que demuestran esa fe. La Biblia también usa la palabra «frutos» para describir los resultados del pecado y de la maldad.
La Biblia dice que los seguidores de Cristo deben producir frutos del Espíritu Santo. Galatas 5:22-23 dice: «El fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley.» (NVI).
También se nos dice que debemos dar frutos dignos de arrepentimiento. Lucas 3:8 dice: «Producir frutos dignos de arrepentimiento.» (NVI). Los frutos dignos de arrepentimiento son aquellos que demuestran un cambio real en nuestras vidas – un cambio que viene de un corazón arrepentido.
En Mateo 7:16-20, Jesús habló de la importancia de identificar a los falsos profetas por sus frutos. Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos, pero el árbol malo lleva frutos malos. No puede un buen árbol llevar frutos malos, ni un árbol malo llevar frutos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto se corta y echado al fuego. Así, por sus frutos los conoceréis.» (NVI).
En Juan 15:1-8, Jesús habló de la importancia de ser una vid verdadera que produce buenos frutos. Jesús dijo: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quita; y todo pámpano que lleva fruto, lo limpia, para que lleve más fruto. Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer. El que no permanece en mí, es echado fuera como el pámpano, y se seca; luego lo recogen, lo echan en el fuego, y arde. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis, y lo tendréis. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como el Padre me amó, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.» (NVI).
En Mateo 12:33-37, Jesús habló de la necesidad de que nuestras palabras y acciones sean frutos de un corazón verdadero. Jesús dijo: «Porque el árbol se conoce por su fruto. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Del hombre bueno, del hombre malo, se conoce por su lengua. ¿Quién es capaz de decir una palabra buena, después de haber sido educado en el mal? Del hombre lleno del Espíritu Santo, del hombre lleno del Espíritu Santo, se conoce por el fruto del Espíritu Santo. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno lleva buenos frutos, pero el árbol malo lleva frutos malos. No puede un buen árbol llevar frutos malos, ni un árbol malo llevar frutos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto se corta y echado al fuego.» (NVI).
En Mateo 21:18-22, Jesús habló de un árbol que no producía fruto y fue destruido. Jesús dijo: «El día en que Jesús estaba enseñando en el templo y anunciando la buena nueva, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo le pidieron a él: – ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te ha dado esta autoridad? – Jesús les preguntó: – Yo también os voy a hacer una pregunta. Si me respondéis, entonces yo también os diré con qué autoridad hago estas cosas. ¿De dónde era el bautismo de Juan? ¿Del cielo o de los hombres? – Ellos reflexionaron un momento y dijeron: – Si decimos que era del cielo, dirá: «¿Por qué, entonces, no le creísteis?»; y si decimos que era de los hombres… – Temían al pueblo, porque todos pensaban que Juan era un profeta real. – Entonces, ¿qué vamos a decir? – preguntaron. – Jesús respondió: – No os voy a decir con qué autoridad hago estas cosas.» (NVI).
En Mateo 7:15-20, Jesús habló de la necesidad de identificar a los falsos profetas por sus frutos. Jesús dijo: «¡Cuidado con los falsos profetas! Son lobos vestidos con piel de oveja, pero por dentro son rapaces. Por sus frutos los reconoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol lleva buenos frutos, pero el árbol malo lleva frutos malos. No puede un buen árbol llevar frutos malos, ni un árbol malo llevar frutos buenos. Todo árbol que no lleva buen fruto se corta y echado al fuego. Así, por sus frutos los reconoceréis.» (NVI).
En Mateo 25:14-30, Jesús habló de la parábola de los talentos. En esta parábola, Jesús enseñó acerca de la importancia de usar los dones que Dios nos ha dado para producir frutos. Jesús dijo: «Entonces el reino de los cielos será semejante a un hombre, que al irse de viaje llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada uno según su capacidad; y se fue de viaje. El que había recibido los cinco talentos fue y los negoció, y ganó otros cinco. De igual manera, el que había recibido dos ganó otros dos. Pero el que había recibido un talento fue y lo enterró en la tierra. Después de mucho tiempo regresó el señor de aquellos siervos y los llamó para rendirle cuentas. El que había recibido los cinco talentos se presentó y le dijo: ‘Señor, entregaste cinco talentos. Mira, he ganado otros cinco talentos.’ Su señor le dijo: ‘Muy bien, buen y fiel siervo. Has sido fiel en lo poco, ahora te pondré a cargo de mucho. Entra en el gozo de tu señor.’ También el que había recibido los dos talentos se presentó y le dijo: ‘Señor, entregaste dos talentos. Mira, he ganado otros dos.’ Su señor le
¿Qué son los frutos del Espíritu Santo y para qué sirven?
Los frutos del Espíritu Santo son características que producen cambios en nuestra vida a medida que nos esforzamos por seguir a Jesús. Estos frutos nos ayudan a vivir de acuerdo con los valores de Jesús y nos muestran el poder del Espíritu Santo en nuestra vida.
Los nueve frutos del Espíritu Santo se enumeran en Gálatas 5:22-23. Estos frutos se producen en nosotros cuando dejamos que el Espíritu Santo nos guíe. Nosotros no podemos producir estos frutos por nuestra cuenta, pero el Espíritu Santo los produce en nosotros cuando le dejamos entrar en nuestras vidas.
- Amor: El amor es el primer fruto del Espíritu Santo. El amor es una elección activa de poner los necesidades de otros por encima de las nuestras. El amor es compasión y bondad. El amor es perdonar y dejar ir el rencor. El amor es servir a otros y hacer lo que es mejor para ellos.
- Gozo: El gozo es una alegría profunda que viene del Espíritu Santo. Es una alegría que está disponible incluso en los tiempos difíciles. Es una alegría que nos da esperanza y nos ayuda a seguir adelante.
- Paz: La paz es una sensación de tranquilidad y seguridad. Es una paz que viene de confiar en Jesús. Es una paz que nos ayuda a no tener miedo. Es una paz que nos da fuerza en medio de la adversidad.
- Paciencia: La paciencia es una virtud que nos ayuda a soportar las dificultades. Nos ayuda a no desesperarnos cuando las cosas no salen como queremos. Nos ayuda a tener fe y esperanza en medio de las pruebas.
- Bondad: La bondad es una cualidad de carácter. Es hacer lo correcto sin importar las consecuencias. Es actuar con justicia, amor y misericordia. Es buscar el bien de los demás.
- Fe: La fe es confiar en Jesús sin importar las circunstancias. Es tener fe en su promesa de que nos ama y nos cuida. Es tener fe en su promesa de que nos llevará a la vida eterna.
- Gentileza: La gentileza es una forma de bondad. Es hacer el bien sin esperar nada a cambio. Es acto de bondad que viene del corazón.
- Templanza: La templanza es una virtud que nos ayuda a controlar nuestros deseos. Nos ayuda a tomar las decisiones correctas. Nos ayuda a vivir de acuerdo a los principios de Jesús.
- Autocontrol: El autocontrol es la capacidad de controlar nuestras acciones y pensamientos. Es decir no a lo que nos da placer, pero sí a lo que es correcto. Es dominar nuestros deseos y pasiones.
Estos frutos nos ayudan a vivir una vida de acuerdo a los principios de Jesús. Nos ayudan a controlar nuestras acciones y pensamientos. Nos ayudan a tomar las decisiones correctas. Nos ayudan a ser mejores personas.
La Biblia nos enseña que los frutos del Espiritu Santo son amor, gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Estos frutos son evidentes en la vida de un niño que ha sido lleno del Espiritu Santo. Los niños llenos del Espiritu Santo son alegres, amables, pacientes y amorosos. Son un reflejo de la naturaleza de Dios y de su amor por nosotros. Los niños que viven en el Espiritu Santo son una bendición para sus familias y para todos los que los rodean.