No hay nada más doloroso que perder a un hijo. La Biblia está llena de historias de personas que han perdido a un hijo, y también contiene muchos versículos de consuelo para los que han sufrido esta pérdida. Aquí están algunas de las mejores frases de la Biblia para los que han perdido a un hijo.
Que decirle a una persona que perdió un hijo
No hay palabras que puedan borrar el dolor de la perdida de un hijo. Nadie puede imaginar el agujero negro de dolor que se siente después de la muerte de un hijo.
La perdida de un hijo es una herida que no se puede curar. No hay una forma de borrar el dolor o de olvidar lo que pasó.
La mejor manera de ayudar a alguien que ha perdido un hijo es simplemente estar ahí para ellos. No hay que decirles que entienden, porque nadie lo hace.
Lo único que se puede hacer es estar presente, escuchar, llorar junto a ellos, y abrazarlos.
Qué escribirle a una mamá que perdió a su hijo
«¡Oh, mamá! Siento mucho que hayas perdido a tu hijo. Es una pena tan grande. No sé cómo te sientes, pero quiero que sepas que estoy orando por ti. Estoy aquí para ti si necesitas hablar o llorar. No te sientas como si tienes que ser fuerte todo el tiempo. Eres una mujer valiente y lo has superado todo. Dios te dará fuerzas para superar esto también. Lo sé porque oré y Él me dio la paz. Te quiero mucho, mamá. Nunca te abandonaré».
Que decirle a una amiga por la muerte de su hijo
«No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Yo te fortaleceré y te ayudaré; yo te sostendré con mi mano derecha victoriosa». (Isaías 41:10)
«No tengas miedo» es un mandato que Dios nos da a menudo en Su Palabra. Si bien es cierto que el dolor y la tristeza son parte de la vida, también es cierto que Dios promete estar con nosotros en medio de nuestras luchas. Él es nuestro «Refugio y Fortaleza, nuestro Dios en quien confiamos» (Salmos 46:1).
«No te angusties», en otras palabras, no te preocupes. A veces, el dolor puede ser tan intenso que nos cuesta respirar. Nos sentimos abrumados y no vemos ninguna luz al final del túnel. Pero en esos momentos, debemos recordar que Dios está en control. Él conoce nuestro dolor y nuestra tristeza, y nos ama.
«Yo te fortaleceré y te ayudaré». Dios no nos promete que la vida será fácil, pero sí nos promete que estará con nosotros en nuestras luchas. Nos promete que nos dará la fuerza que necesitamos para seguir adelante.
«Yo te sostendré con mi mano derecha victoriosa». Dios es nuestra Roca, nuestraFortaleza. Él nunca nos fallará y siempre estará con nosotros. Cuando nuestras fuerzas se acaben, Dios será nuestra Roca sólida en la que podremos apoyarnos.
«No hay nada más difícil de superar que la pérdida de un hijo. Sin embargo, hay esperanza en el Señor. Él nos ama y nos cuida, y quiere que confiemos en Él. Aunque nuestro corazón esté roto, podemos tener la certeza de que estamos en Sus manos. Busquemos Su consuelo y orientación en nuestras vidas, y permitamos que Su amor nos guíe a través de este dolor.»