La Biblia nos enseña que en este mundo tendremos aflicción. No importa qué tan bueno seamos, enfrentaremos dificultades y sufrimiento. Pero esto no es una razón para dejar de seguir a Cristo. En hechos, nuestra fe puede ayudarnos a superar nuestras aflicciones. Jesús mismo sufrió en este mundo, y nos promete que nos dará la fuerza necesaria para enfrentar nuestras propias luchas.
Qué significa la palabra aflicción en la Biblia
Según la Biblia, la aflicción es una experiencia dolorosa que puede ser causada por una variedad de circunstancias. A veces se refiere a eventos externos, como la muerte de un ser querido, la enfermedad o el fracaso. Otras veces, la aflicción se debe a nuestras propias acciones, como el arrepentimiento por nuestros pecados o el sufrimiento de las consecuencias de nuestras decisiones equivocadas. En cualquier caso, la Biblia nos enseña que la aflicción puede ser utilizada por Dios para moldearnos y hacernos mejores personas.
La Biblia nos dice que todos sufrimos de aflicción en algún momento de nuestras vidas. No importa cuán buena o mala sea nuestra vida, enfrentaremos dolores e injusticias. Esto es parte de la condición humana. Sin embargo, Dios promete que nunca nos dejará ni nos abandonará en nuestras aflicciones. Él sabe lo que estamos pasando y está con nosotros en nuestras luchas (Salmo 34:18).
Aunque la aflicción puede ser dolorosa, también puede ser beneficiosa. A veces, el dolor nos lleva a buscar a Dios de una manera que no lo habíamos hecho antes. Otras veces, nos ayuda a compadecernos de los demás que están pasando por momentos difíciles. También nos puede hacer más humildes y agradecidos por lo que tenemos. En última instancia, la aflicción puede moldearnos en las personas que Dios quiere que seamos.
Si estás pasando por una aflicción en este momento, recuerda que Dios está contigo. Confía en que él está utilizando tu dolor para un propósito más grande.
Cómo enfrentar las aflicciones según la Biblia
La Biblia nos ofrece muchos principios que pueden ayudarnos a enfrentar las aflicciones de la vida. En primer lugar, debemos tener la certeza de que Dios nos ama y nos cuida. Aunque a veces podamos sentirnos solos y olvidados, Dios siempre está con nosotros y nunca nos abandonará (Deuteronomio 31:6, Salmos 23:4).
En segundo lugar, debemos tener fe en que Dios tiene un plan para nuestras vidas y que todo sucede por una razón. Aunque a veces las cosas no salgan como las planeamos, podemos confiar en que Dios sabe lo que es mejor para nosotros y que su plan es perfecto (Proverbios 3:5-6, Jeremías 29:11).
Otro principio que nos ayuda a enfrentar las aflicciones es el perdón. Cuando nos enfrentamos a problemas y dificultades, a veces podemos culpar a otras personas o a Dios. Pero la Biblia nos enseña que debemos perdonar a los demás, así como Dios nos ha perdonado a nosotros (Mateo 6:14-15, Efesios 4:32).
En resumen, la Biblia nos enseña que debemos enfrentar las aflicciones de la vida con la certeza de que Dios nos ama, la fe de que tiene un plan perfecto para nosotros, y el perdón hacia los demás. Si seguimos estos principios, podremos enfrentar cualquier dificultad que se presente en nuestras vidas.
Que en este mundo tendréis aflicción
Jesús le dijo a sus discípulos: «En el mundo tendréis aflicción; pero tened courage, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).
Esta aflicción es inevitable. No podemos escapar de ella. Pero debemos tener coraje, porque Jesús nos ha dado el ejemplo de cómo vencerla. Él pasó por todas las mismas cosas que nosotros, y sabe lo que se siente. Él nos ama y quiere que tengamos la misma victoria que él tuvo.
Debemos orar para que Dios nos dé fuerza y sabiduría para enfrentar nuestras dificultades. Debemos buscar su ayuda para no caer en el desaliento. Él es nuestro consuelo y nuestra fortaleza.
«En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).