Dios no es Hombre para que Mienta ni Hijo de Hombre para que se Arrepienta

Dios es fiel a su palabra. Él no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta. Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Él es digno de confianza y esperanza.

Donde dice la Biblia que Dios no es hijo de hombre para que se arrepienta

«Así que, cuando los hombres hubieron pecado, Dios dijo a Noé: La maldad de los hombres ha aumentado en gran manera en toda la tierra, y todo el pensamiento de sus corazones sólo está fijado en el mal todo el tiempo. Entonces me arrepentí de haber hecho al hombre en la tierra, y me pesó en mi corazón. Y dijo Dios: Destruiré al hombre que he creado de sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta los animales, hasta los reptiles, y hasta las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Dios. Esta es la historia de Noé. Noé era un hombre justo y recto, y andaba en perfecta armonía con Dios. Tenía tres hijos: Sem, Cam, y Jafet. Y la tierra estaba llena de violencia por causa de los hombres, porque todos los pensamientos de los corazones de ellos sólo eran malos todo el tiempo. Entonces Dios miró la tierra, y he aquí que estaba corrupta, porque todos los hombres habían pervertido su camino sobre la tierra. Y dijo Dios a Noé: El fin de todos los hombres ha llegado ante mí, porque la tierra está llena de violencia por causa de ellos, y he aquí que yo los destruiré junto con la tierra. Hazte un arca de ciprés, con compartimentos, y reviste el interior de betún por dentro y por fuera. Y así la harás: el largo del arca será de trescientos codos, su anchura de cincuenta codos, y su altura de treinta codos. Harás una abertura en el arca, y en ella pondrás un cuarto de codo de distancia alrededor. Y harás un piso en el arca, y lo revestirás de betún por dentro y por fuera. Y así lo harás: De las tablas del arca harás cuatro anillos de madera, y los pondrás en los cuatro extremos del arca. Y harás varas de madera, y las revestirás de betún. Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para que pueda ser llevada. Las varas estarán en los anillos del arca, y no se sacarán de ellos. Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. Y harás una cubierta de pieles de carneros teñidos de rojo, y otra cubierta de pieles de tejones. Y harás tablas de madera de ciprés, y las revestirás de betún por dentro y por fuera. Y pondrás en ellas las varas, por las cuales ha de ser llevado el arca. Y dejarás la cubierta del arca abierta de encima, y pondrás en ella el propiciatorio, de modo que el arca no se eche sobre su lado para que no se rompa. Pondrás asimismo en ella el maná, y luego pondrás el cáliz para el testimonio. Y así la harás: de oro puro harás el propiciatorio, y el cáliz, y el maná, y los codos. Y harás un querubín de oro, de obra esmerada, y lo pondrás a la parte superior del propiciatorio. Y pondrás una vara de oro en medio de los querubines, la cual tenga una extremidad frente al propiciatorio, y otra extremidad frente a la otra extremidad del propiciatorio. Y de oro puro harás dos querubines, de obra esmerada, los cuales pondrás a los dos extremos del propiciatorio. Y la vara de un extremo a otro extremo de los dos querubines será de oro puro. Y los querubines extenderán sus alas sobre el propiciatorio, de modo que sus rostros se vean el uno frente al otro; y estarán mirando al propiciatorio. Pondrás el propiciatorio sobre el arca, encima del testimonio, en donde yo te reuniré. Y allí, yo me reuniré contigo, y hablaré contigo de encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, de todo lo que te mande para los hijos de Israel. Harás, además, un altar de madera de ciprés, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho (que es cuadrado), y de tres codos de altura. Y harás sus cuernos en sus cuatro extremos, los cuales serán de una sola pieza con el altar; y lo revestirás de bronce. Y harás sus utensilios de bronce: sus cucharas, y sus tazones, y sus tazas, y sus incensarios; y sus horquillas, y sus braseros; y sus tazas, y sus cuchillos, y sus aspersorios. Y harás para él un enrejado de bronce, con anillos de bronce, y lo pondrás sobre la parte inferior del altar, por todos los lados del altar. Y lo harás de modo que los anillos estén cerca del enrejado, para que se pueda meter por ellos una vara para que se pueda llevar el altar. Lo harás de madera de ciprés, de cinco codos de largo y de cinco codos de ancho (que es cuadrado), y de tres codos de altura. Sus cuernos serán de una sola pieza con él, y lo revestirás de bronce. Y harás sus utensilios de bronce: sus cucharas, y sus tazones, y sus tazas, y sus braseros; y sus horquillas, y sus cuchillos, y sus aspersorios. Y harás para él un enrejado de bronce con anillos de bronce, y lo pondrás debajo del enmarcamiento, en la parte inferior del altar, y por todos los lados del altar. Y lo harás de modo que los anillos estén cerca del enrejado, para que se pueda meter por ellos una vara para que se pueda llevar el altar. Y harás de madera de ciprés dos tablas, las cuales pondrás una frente a la otra. Y harás cinco varas de madera de ciprés, y las meterás por las cinco varillas en los extremos de las tablas. Dejarás que la vara del medio pase por el centro de las tablas, hasta la mitad de ella. Y revestirás de oro las tablas, con sus varillas, y harás de oro sus anillos por los lugares donde las varillas pasarán por ellos. Y pondrás las tablas en el enrejado, con el lado del oro hacia el interior del arca, y pondrás el propiciatorio encima del arca, por encima, en donde yo te reuniré. Y allí, yo me reuniré contigo, de encima del propiciatorio, entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, de todo lo que te mande para los hijos de Israel. Harás, además, una mesa de madera de ciprés, de dos codos de largo, y de un codo de ancho, y de un codo y medio de altura. Y la revestirás de oro puro, y le harás una moldura de oro alrededor. Y le harás una franja de oro alrededor de ella, de una cuarta parte de un codo de ancho, y le harás una moldura de oro alrededor de la franja. Y le harás quince anillos para las varas, los cuales pondrás en las varas; y las meterás por las varas. Y las varas estarán en los anillos, y no se sacarán de ellos. Y harás las fuentes de oro puro, y los cuchillos, y las cucharas; y harás tazas, y las tazas para las libaciones, de oro puro. Y en la mesa pondrás el pan de la presencia, delante de mí, siempre. Y hablaré contigo de encima de la mesa, de en medio de los dos querubines, de todo lo que te mande para los hijos de Israel. Harás, además, un candelabro de oro puro. De obra esmerada lo harás: su base y su tronco, sus cálices, y sus globos, y sus flores formarán una sola pieza. Y saldrán seis brazos de sus lados: tres brazos del candelabro de un lado, y tres brazos del candelabro del otro lado. Un brazo será de un lado del

Qué quiere decir que Dios se arrepiente

Dios es perfecto, y por lo tanto, no puede arrepentirse. Sin embargo, hay un pasaje en la Biblia que parece indicar que Dios se arrepiente. En el libro deJonás, Dios amenaza con destruir a la ciudad de Nínive si los habitantes no se arrepienten de sus pecados. Cuando los habitantes de Nínive hacen lo que se les pide, Dios cambia de opinión y decide no destruir la ciudad.

Algunos interpretan este pasaje como un ejemplo de que Dios cambia de opinión, pero eso no es necesariamente cierto. En realidad, lo que este pasaje muestra es la misericordia de Dios. Él esperaba que los habitantes de Nínive se arrepintieran y no tuvo que destruir la ciudad.

La Biblia también enseña que Dios es inmutable, lo que significa que no cambia. Esto es consistente con el pasaje de Jonás, ya que Dios no cambió de opinión sobre la ciudad de Nínive. Lo que cambió fue la voluntad de los habitantes de la ciudad.

En resumen, la Biblia enseña que Dios es inmutable, pero también misericordioso. Él espera que los pecadores se arrepientan, y cuando lo hacen, Dios muestra su misericordia.

Donde dice que Dios se arrepiente de crear al hombre

En la Biblia, Dios se arrepiente de haber creado al hombre en un par de ocasiones. La primera ocurre después del Diluvio, cuando Dios ve la maldad de los hombres y lamenta haberlos creado. La segunda ocurre después de que Abraham intercede por Sodoma y Gomorra, cuando Dios está a punto de destruir las ciudades.

La primera ocurrencia de esto se encuentra en Génesis 6:6-7, que dice: «Y arrepintiéndose Jehovah de haber hecho hombre en la tierra, los destruyó de sobre la faz de la tierra. Mas Noah halló gracia delante de Jehovah.»

La segunda ocurrencia se encuentra en Génesis 18:20-33, que dice: «Y Jehovah dijo: El clamor de Sodoma y de Gomorra porque es grande, y porque el pecado de ellos es muy grave. Voy a descender para ver si conforme a su clamor han obrado completamente. Y si no, lo sabré.»

Como se puede ver, en ambos casos Dios se arrepiente de haber creado al hombre debido a su maldad. Sin embargo, en el segundo caso, Dios no destruye a Sodoma y Gomorra debido a la intercesión de Abraham. Esto demuestra que aunque Dios se arrepienta de haber creado al hombre, todavía tiene misericordia y perdona a aquellos que le piden perdón.

¿Qué dice Juan 17 20?

Jesús le dijo a sus discípulos: «No pido solo por estos, sino también por los que creerán en mí a través de su palabra. Padre, quiero que todos los que usted me ha dado estén conmigo donde yo estoy. Y para que vean mi gloria, la gloria que usted me ha dado porque me amó antes de la creación del mundo. «

» Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido. Y ellos han creído que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y seguiré haciéndolo, para que el amor que tienes por mí esté en ellos, y yo en ellos».

Dios es fiel y verdadero, y no puede mentir ni cambiar de opinión. Podemos confiar en su palabra y en su promesa de salvar a todos los que le buscan de todo corazón.

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