Desde los tiempos antiguos, la gente ha buscado a Dios en todas partes. En las montañas, en los bosques, en los ríos y en los lagos. Buscaban a Dios en las estrellas y en el sol. Buscaban a Dios en el viento y en la lluvia.
Por qué de lo vil y menospreciado
A menudo nos sentimos menospreciados y sin valor, como si no tuviéramos ningún propósito en la vida. Nos sentimos como si fuéramos invisibles para el mundo. Pero Dios nos ve y nos ama. Él nos ha creado a su imagen y nos ha dado un propósito. Aunque el mundo nos tenga en poco, Dios nos tiene en gran estima. Él nos ha elegido para que seamos sus hijos e hijas. Somos amados, valiosos e importantes para Dios. Él nos ha llamado a ser parte de su familia eterna. Aunque el mundo pueda rechazarnos, Dios nos acepta. Él nunca nos dejará ni nos abandonará. Somos importantes para Dios. Somos amados por Dios. Somos hijos e hijas de Dios.
Qué escogio Dios para avergonzar a los sabios
Dios, en su infinito poder y sabiduría, ha escogido lo que para muchos parece ser lo más débil e insignificante para lograr sus propósitos. En 1 Corintios 1:27-29 leemos: “Pero Dios escogió lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios escogió lo débil del mundo para avergonzar a lo fuerte. Dios escogió lo vil del mundo y lo despreciable, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia”.
La Biblia nos enseña que a los ojos de Dios, el hombre es como la hierba del campo (Isaías 40:6-8). El hombre es frágil, débil e insignificante, pero Dios usa a los hombres para llevar a cabo sus propósitos.
Dios ha usado a hombres débiles y necios para lograr sus propósitos. Un ejemplo de esto es cuando Dios escogió a un hombre llamado Pedro para ser uno de los líderes de la iglesia. Pedro era un pescador, un hombre que no tenía mucha educación. Sin embargo, Dios usó a Pedro para llevar el mensaje del evangelio a los gentiles.
Otro ejemplo es cuando Dios escogió a un hombre llamado Esteban. Esteban era un hombre sencillo, un hombre de fe. Sin embargo, Dios usó a Esteban para que diera una gran defensa del evangelio y testificara de Jesús a los líderes religiosos de su época.
Dios también ha usado a mujeres para llevar a cabo sus propósitos. Un ejemplo de esto es cuando Dios escogió a una mujer llamada María para ser la madre de Jesús. María era una mujer sencilla, una mujer de fe. Sin embargo, Dios escogió a María para que diera a luz al Salvador del mundo.
Otro ejemplo de esto es cuando Dios escogió a una mujer llamada Ana para ser la madre de Samuel. Ana era una mujer de oración, una mujer de fe. Sin embargo, Dios escogió a Ana para que diera a luz al profeta Samuel.
Dios también ha usado a niños para llevar a cabo sus propósitos. Un ejemplo de esto es cuando Dios escogió a un niño llamado Josué para ser el líder de Israel. Josué era un niño humilde, un niño de fe. Sin embargo, Dios escogió a Josué para que guiara a su pueblo a la tierra prometida.
Otro ejemplo de esto es cuando Dios escogió a un niño llamado Davide para ser el rey de Israel. Davide era un niño humilde, un niño de fe. Sin embargo, Dios escogió a Davide para que gobernara a su pueblo.
Dios usa a los hombres, mujeres y niños para llevar a cabo sus propósitos. Dios no necesita de los hombres, pero nosotros necesitamos de Dios. Dios nos ha dado la oportunidad de ser parte de su gran plan.
Qué es lo vil del mundo
«Así ha dicho el Señor: El cielo es mi trono, y la tierra estante para mis pies. ¿Qué casa me edificaréis vosotros, dice el Señor, o en qué lugar reposaré? Mi mano hizo todas estas cosas, y todas ellas existen, dice el Señor. Asimismo a todos vosotros os miraré de la misma manera: tendré piedad de vosotros, dice el Señor. Por tanto, convertíos y arrepentíos de vuestras maldades, para que no os vengan estos males. Sed testigos contra vosotros mismos, para que os convirtáis en hijos de vuestro Dios, dice el Señor.»
El profeta Jeremías llama a Israel a arrepentirse de sus maldades y convertirse nuevamente al Señor. En esta pasaje, el Señor está diciendo que él es quien hizo todas las cosas, y que él es quien tiene piedad de nosotros. Jeremías nos llama a ser testigos de nuestra propia conversión, para que podamos ser hijos de Dios.
«Porque los necios mueren, y los tontos perecen, y dejan de los hombres sus riquezas. La sepultura cubre a los que en ella fueron, y los extraños apacientan su rebaño. Los ojos del insensato se consumen en vanidad, y su alma se fatiga en cuanto a nada. El necio vive del fruto de su boca, y los hombres se complacen en la respuesta del tonto. La muerte de los necios es en lo oculto, y los tontos perecen en lo oscuro.»
De lo vil y menospreciado escogio Dios para avergonzar a los sabios. Los necios mueren y perecen, y dejan sus riquezas a los extraños. Los ojos del insensato se consumen en vanidad, y su alma se fatiga en cuanto a nada. El necio vive del fruto de su boca, y los hombres se complacen en la respuesta del tonto. La muerte de los necios es en lo oculto, y los tontos perecen en lo oscuro.