El rey David fue un hombre de mucha fe y amor a Dios. A pesar de sus pecados, Dios le dio un corazón lleno de arrepentimiento y compasión. A través de su música y poesía, David glorificaba a Dios y le daba gracias por todas las bendiciones recibidas. En sus escritos, David también proclamaba el poder de Dios y Su fidelidad a Su pueblo. David fue un hombre de gran influencia en el pueblo de Israel, y su mensaje de amor y fe es un ejemplo para todos nosotros.
Qué fue lo que vio Dios de David
1 Samuel 16:7 dice: «Pero el SEÑOR dijo a Samuel: “No te fijes en su apariencia ni en su altura, pues lo he desechado. El SEÑOR no ve como lo ven los hombres; ellos miran lo que está a la vista, pero el SEÑOR ve el corazón”».
Dios ve el corazón de las personas, y eso es lo que Él vio de David. David era un hombre de corazón puro, que amaba a Dios y quería servirle. Dios sabía que David sería un buen líder para su pueblo, y lo eligió para ser el rey de Israel.
La Biblia nos dice que el corazón es la fuente de todos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones (Proverbios 4:23). Si nuestro corazón está lleno de amor y obediencia a Dios, entonces nuestras vidas serán guiadas por Él. David fue un hombre cuya vida fue guiada por Dios, y por eso Dios lo eligió para ser el rey de Israel.
Si quieres saber más sobre cómo Dios ve nuestros corazones, puedes leer este artículo: ¿Cómo ve Dios nuestros corazones?
Por qué David era un hombre conforme al corazón de Dios
Cuando el profeta Natán le dijo a David que había pecado, David reconoció su falta y se arrepintió. Dios le perdonó, pero Natán le dijo que había una consecuencia: «Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: Yo te castigaré por tu propia sangre, que derramaste en tierra, poniendo tus ciudades en soledad. Yo haré que tu casa sea como la de Saúl, el cual elegí por culpa de su infidelidad a mí. Yo entregaré el cetro de tu reino a tu hijo Salomón. Por cuanto te has portado infielmente a mí y has pecado contra mí, aunque me has mostrado gran misericordia, no exterminaré tu dinastía, por amor a mi siervo David.»
A pesar de esto, David siguió siendo un hombre conforme al corazón de Dios. Él amaba a Dios y buscaba su voluntad. En un salmo, David oró: «Oh Jehovah, examíname y reconoce mi corazón; ponme a prueba y reconoce mis pensamientos. Mira si hay en mí camino de iniquidad, y guíame en el camino eterno.» Salmo 139:23-24.
En otro salmo, David dijo: «Oh Jehovah, tú eres mi pastor; nada me faltará. En verdes pastos me haces descansar, me guías hacia fuentes de agua fresca, me restauras el alma. Me guías por sendas de justicia, por amor a tu nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos, ungiste mi cabeza con aceite; mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa de Jehovah por largos días.» Salmo 23:1-6.
David era un hombre de fe. En un salmo, él declaró: «Oh Jehovah, tú eres mi luz y mi salvación; a quién temeré? Jehovah es la fortaleza de mi vida; de quién me temeré? Cuando se acercan a mí malhechores para devorarme, mis adversarios y mis enemigos, tropiezan y caen. Si hubiera de caminar en medio de un valle de sombra de muerte, no temería mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos, ungiste mi cabeza con aceite; mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa de Jehovah por largos días.» Salmo 27:1-4, 6.
David era un hombre de oración. En otro salmo, él oró: «Oh Jehovah, escucha mi oración, y atiende a mi clamor. No te alejes de mí, oh Jehovah; mi Dios, no te quedes lejos de mí. Ven pronto a ayudarme, oh Jehovah de mi salvación. Oh Jehovah, Dios de mi salvación, día y noche te clamo. Que mi oración llegue a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor. Cuando me siento abatido, tú me conoces; mis caminos te son conocidos. Cuando ando en el valle de la sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me protegen. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos, ungiste mi cabeza con aceite; mi copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa de Jehovah por largos días.» Salmo 143:1-4, 7-8.
En resumen, David era un hombre conforme al corazón de Dios porque amaba a Dios, buscaba su voluntad, era hombre de fe y de oración. Él también tuvo una relación estrecha con Dios y buscaba su guía y protección.
Cuáles fueron las últimas palabras del rey David
«¡Sálvame, Dios mío! ¡Que me libre de mis enemigos! ¡Líbrame de todos los que me atacan! ¡Como tú me has librado de todas mis angustias, sálvame de todos mis enemigos! ¡Muéstrame tu misericordia, y ven a librarme! ¡No tardes, Dios mío, porque me encuentro en grave peligro!»
Estas fueron las últimas palabras del rey David. David era un hombre de Dios y un gran rey, pero incluso los mejores hombres necesitan la ayuda de Dios de vez en cuando. En este versículo, podemos ver que David estaba en peligro y necesitaba la ayuda de Dios. Él le pidió a Dios que lo librara de sus enemigos y le mostrara su misericordia. Estas son palabras que todos podemos orar, ya que todos tenemos enemigos y necesitamos la ayuda de Dios.
¿Cómo describe el texto al rey David?
El rey David es descrito en el texto como un hombre de gran valor, un guerrero afortunado y un líder carismático. Se le dice que es «un hombre conforme al corazón de Dios» y que Dios siempre estuvo con él. También se le dice que fue ungido como rey de Israel por Dios mismo.
A pesar de ser un hombre imperfecto, David fue ungido por Dios como el rey de Israel y logró hacer muchas cosas buenas durante su reinado. Este ejemplo nos enseña que Dios puede usar a cualquiera para cumplir Sus propósitos, y nos anima a seguir la voluntad de Dios para nuestras vidas.