Ciego Curado por Jesús en Jerico

En el Evangelio de Lucas, Jesús cura a un ciego de nacimiento en Jericó. Este milagro es el último de una serie de milagros que Jesús realiza antes de su muerte. El ciego es un símbolo de la humanidad pecaminosa, que está ciega a la verdad de Dios. Jesús ofrece la curación a todos los que están dispuestos a seguirlo. El ciego es un ejemplo de la fe, que es necesaria para seguir a Jesús.

Que nos enseña el milagro del ciego de Jericó

El Evangelio de Lucas narra el milagro de Jesús al ciego Bartimeo de Jericó. Este milagro nos enseña muchas lecciones importantes sobre la fe, la esperanza y la humildad.

Bartimeo era un hombre ciego que vivía en Jericó. Un día, Jesús estaba pasando por Jericó y Bartimeo oyó que Jesús estaba cerca. Bartimeo empezó a gritar, «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» Los que estaban cerca de él trataron de silenciarlo, pero él gritó aún más fuerte, «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»

Jesús se detuvo y llamó a Bartimeo. Bartimeo se acercó a Jesús y Jesús le preguntó qué quería que hiciera por él. Bartimeo respondió, «¡Señor, que vea otra vez!» Jesús le dijo, «¡Recibe tu vista, tu fe te ha sanado!» Inmediatamente, Bartimeo recuperó la vista y siguió a Jesús.

Este milagro nos enseña la importancia de la fe. Bartimeo sabía que Jesús podía sanarlo, así que no se detuvo hasta que Jesús lo oyera. Nosotros también debemos tener la misma fe en Jesús. Debemos creer que él puede ayudarnos con nuestros problemas, no importa cuán grandes o pequeños sean.

También nos enseña que debemos ser persistentes en nuestras oraciones. A veces, nuestras oraciones parecen no ser escuchadas, pero debemos seguir orando con fe. Bartimeo siguió gritando a Jesús, incluso cuando los demás trataron de silenciarlo. Debemos tener la misma persistencia en nuestras oraciones.

Finalmente, este milagro nos enseña la importancia de la humildad. Bartimeo no tuvo vergüenza de gritar a Jesús para pedir ayuda. Él sabía que necesitaba la ayuda de Jesús y no estaba avergonzado de pedirla. Debemos ser igual de humildes al pedir ayuda a Jesús. Él quiere ayudarnos, no importa lo que necesitemos.

Qué hizo Jesús por ciego de Jericó

Un ciego de nacimiento, Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Cuando oyó que Jesús de Nazaret pasaba por allí, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!». Los que iban delante lo reprendían para que callara, pero él gritaba aún más: «¡Hijo de David, ten misericordia de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Llamaron al ciego, diciéndole: «¡Animo! ¡Levántate, te llama!». Él, tomando su manta, se levantó de un salto y fue a Jesús. Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». El ciego le dijo: «¡Rabbuní, que vea otra vez!». Jesús le dijo: «¡Ve, tu fe te ha sanado!». Inmediatamente recobró la vista y seguía a Jesús por el camino.

Que decía el ciego de Jericó a Jesús

En la ciudad de Jericó, Jesús estaba caminando por la calle cuando oyó los gritos de un ciego que pedía ayuda. Jesús se acercó a él y le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» «Señor, quiero ver de nuevo» -respondió el ciego. Entonces Jesús le dijo- «¡Recibe la vista! Tu fe te ha sanado». Y al instante el ciego recuperó la vista y empezó a seguirlo alabando a Dios. Todos los que vieron esto se llenaron de asombro y empezaron a decir- «¿No es éste el Hijo de David?»

¿Dónde curo a un ciego Jesús?

En el Evangelio se nos dice que Jesús curó a un ciego de nacimiento en una localidad llamada Betsaida.

Betsaida – era una aldea galilea situada a orillas del lago de Tiberias, al norte de la tierra de Israel. Se encuentra en los alrededores de Cafarnaúm, a unos cinco kilómetros al noreste de la ciudad.

Jesús entró en Betsaida y le pidieron que sanara a un ciego de nacimiento. Jesús tomó al ciego de la mano, lo llevó a un lugar apartado y le preguntó: «¿Quieres ser sanado?»

El ciego respondió: «Sí, Señor, quiero ver.»

Entonces, Jesús le dijo: «Recibe tu sanidad; tu fe te ha sanado.»

Al instante, el ciego fue sanado y pudo ver. Jesús lo envió a su casa diciéndole: «No vayas a decir a nadie que has sido sanado.»

La historia del ciego que fue curado por Jesús en Jericó muestra que Jesús puede hacer milagros de curación, incluso cuando la gente no lo reconoce como el Mesías. Esto nos enseña que debemos tener fe en Jesús, incluso cuando las circunstancias parezcan imposibles.

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