El título de este artículo bíblico es «Adiestra mis Manos para la Batalla», y se encuentra en 1 Samuel 18:1-5. Estos versículos nos cuentan la historia de cuando David mató a Goliat. Esta es una historia clásica de la Biblia que muchos niños aprenden en la iglesia. La historia nos enseña que Dios siempre está con nosotros, incluso en nuestras batallas.
Qué quiere decir que adiestra mis manos para la batalla
La Biblia habla de muchas batallas, ya sean físicas o espirituales. En todas estas batallas, necesitamos estar preparados y tener las manos adiestradas.
Esto significa que debemos aprender a usar nuestras manos de la manera correcta, ya sea para luchar o para trabajar. Debemos estar dispuestos a luchar contra el enemigo y no darnos por vencidos.
Además, debemos aprender a usar nuestras manos para hacer el bien. Debemos ayudar a los demás y hacer el trabajo que Dios nos ha encomendado. Esto nos ayudará a estar preparados para la batalla espiritual.
Quién adiestra mis manos para la batalla y mis dedos para la guerra
¿Quién adiestra mis manos para la batalla y mis dedos para la guerra? No lo sé, pero estoy listo para luchar. Me he entrenado duro para esto, y no voy a fallar. Confío en mis habilidades y en mi fuerza, y se que puedo vencer a cualquiera que se ponga en mi camino. No tengo miedo de nadie, ni de nada. Solo tengo un objetivo: proteger a mi familia y a mi país. Y no me detendré hasta que logre mi objetivo.
Qué quiere decir adiestrar en la Biblia
La Biblia enseña que debemos adiestrar a nuestros hijos en el camino del Señor. Prov. 22:6 dice: «Instruye al niño en el camino en que debe andar, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» También se nos enseña que debemos enseñar a nuestros hijos la Palabra de Dios. Deut. 6:7 dice: «Y los tienes que instruir diligently en ellos, y hablarles de ellos cuando te sientes en tu casa, y cuando andes por el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes.»
La instrucción es algo que se debe hacer a conciencia y con diligencia. No es algo que se debe dejar para que otras personas lo hagan. Debemos ser diligentes en enseñar a nuestros hijos la Palabra de Dios y en orar por ellos.
La instrucción también es algo que se debe hacer de forma regular. Debemos hablarles de la Palabra de Dios a nuestros hijos a menudo, tanto en casa como cuando estamos fuera. Debemos aprovechar todas las oportunidades que tenemos para enseñarles.
La instrucción es algo que se debe hacer con amor. Debemos enseñar a nuestros hijos de forma que les demos esperanza y no les llenemos de miedo. Debemos enseñarles con paciencia y entendimiento, y orar por ellos.
¿Qué dice Salmo 18 34?
El Salmo 18 es un canto de victoria de David, que describe la protección de Dios durante una batalla. En este salmo, David alaba a Dios por su protección y liberación de los enemigos. El Salmo 18:34 dice: «Me rodearon por completo, me atacaron por mi propio pecado; pero el Señor me libró de todo mal.»
David reconoce que fue rodeado por sus enemigos debido a sus propios pecados, pero el Señor lo libró de todo mal. Este versículo enseña que Dios protege a aquellos que son fieles a él, incluso cuando cometen errores. Aunque David cometió pecados, Dios lo protegió de sus enemigos y lo libró de todo mal.
¿Donde dice Esfuérzate y sé valiente?
«No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os hubiera dicho, porque voy a preparar lugar para vosotros. Y si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez, y tomaré de vosotros para que donde esté yo, vosotros también estéis. Y adonde yo voy, vosotros sabéis, y sabéis el camino.» Tomás le dijo: «Señor, no sabemos adonde vas; ¿cómo podremos saber el camino?» Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me hubierais conocido, también a mi Padre habríais conocido; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.» Felipe le dijo: «Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.» Jesús le dijo: «Hace ya tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? El que ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? No crees tú que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo yo por mi propia cuenta, sino que el Padre que está en mí, él mismo hace las obras. Creedme que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; si no, creed a las obras. De cierto, de cierto os digo que el que en mí cree, él también hará las obras que yo hago, y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.»
«En aquel día vosotros pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, porque el Padre mismo os ama, porque vosotros habéis amado a mi, y habéis creído que yo salí del Padre. Salí del Padre, y vine al mundo; otra vez dejo el mundo, y voy al Padre.» Dijéronle entonces sus discípulos: «Ahora hablas claramente, y ninguna figura dices. Ahora creemos que tú sabes todo, y no necesitas que nadie te pregunte. De esto creemos que has salido de Dios.» Respondió Jesús, y les dijo: «¿Ahora creéis? He aquí el tiempo viene, y ya ha llegado, en que vosotros seréis esparcidos cada uno por su lado, y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.»
Después de haber dicho estas cosas, Jesús fue arrebatado de la vista de ellos y llevado al cielo. Y ellos, postrados rostro en tierra, le adoraron, y regresaron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el templo alabando y bendiciendo a Dios. Amén.
La Biblia nos enseña que debemos orar y prepararnos para la batalla. Debemos estar dispuestos a luchar contra el enemigo y no rendirnos. Debemos permanecer firmes en nuestra fe y ser un testimonio del poder de Dios.